¿Sabes cuándo se considera que un edificio es «inteligente»?
Un edificio inteligente se puede definir como aquel capaz de propiciar un ambiente de trabajo productivo y eficiente. Este propósito se logra integrando cuatro elementos: estructura, sistemas, servicios y administración. Es por tanto muy importante que conceptos como la productividad, se incorporen al proyecto arquitectónico mediante la creación de espacios funcionales y confortables para los usuarios. Antes de construir un edificio inteligente se deben tener en consideración ciertos aspectos que son claves a la hora de desarrollar el proyecto arquitectónico:
- Analizar la topografía y las características del terreno: capacidad de carga, orientación, soleamiento e infraestructuras existentes
- Elaborar el programa arquitectónico teniendo en cuenta las necesidades de los ocupantes
- Elección de materiales y sistemas constructivos que garanticen el comportamiento eficiente y sostenible del edificio una vez construido
- Elaborar el proyecto arquitectónico en todas sus fases: anteproyecto, proyecto básico y proyecto de ejecución
Antecedentes históricos del edificio inteligente
El concepto de la alta tecnología aplicada a la arquitectura y más concretamente a los edificios de oficinas, fue introducido en Estados Unidos a principios de los años ochenta. Durante esta década evolucionaron notablemente los sistemas de telecomunicaciones lo que permitió integrar estos sistemas en el proceso de construcción de los edificios haciéndolos más «inteligentes». También se produjo un notable avance en la automatización de las instalaciones de agua, electricidad, ventilación y climatización, facilitando así la eficiencia y el ahorro energético. Éste último aspecto ha ido también evolucionando e incorporando nuevos aspectos como el encendido y apagado programado y optimizado, o la limitación de la demanda eléctrica.
Grados de inteligencia
Realmente el grado de inteligencia de un edificio es una medida que depende de una serie de factores cómo son la capacidad de satisfacer las necesidades de los usuarios o de respetar el medio ambiente. Básicamente se pueden diferenciar tres grados de inteligencia:
- Grado 1: inteligencia básica. Los sistemas de telecomunicaciones están automatizados aunque no tienen un funcionamiento completamente integrado.
- Grado 2: inteligencia media. Los servicios de telecomunicaciones están completamente integrados en el sistema de automatización del edificio.
- Grado 3: inteligencia elevada. Los sistemas de automatización del edificio, la actividad y las telecomunicaciones se encuentran integrados. En este nivel el sistema de automatización del edificio se divide en: sistema básico de control, sistema de seguridad y sistema de ahorro de energía.
El siguiente ejemplo sirve para ilustrar el funcionamiento de un edificio inteligente de última generación, es decir con un grado de inteligencia máximo:
- Un director de Departamento abandona la oficina hacia el mediodía en el mes de Diciembre. El edificio de oficinas se encuentra situado en el norte de Europa.
- La temperatura ambiente y la ventilación en su oficina se reducen. Poco antes de que anochezca, el sistema de control de accesos registra la vuelta de esta misma persona en el aparcamiento subterráneo.
- El sistema de control de accesos informa al sistema de registro de horarios y de presencia. La autorización del edificio restablece automáticamente los niveles de temperatura y ventilación de la oficina.
- En cuanto el director llega a su oficina, un detector de movimiento enciende la luz.
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