El aislamiento térmico se define como el conjunto de materiales y técnicas de instalación que se aplican a un elemento o a un espacio caliente para minimizar la transmisión de calor hacia otros elementos adyacentes. Son muchas las situaciones en las que es conveniente reducir el flujo de calor en una dirección determinada. El caso más común es el aislamiento de edificios para minimizar las pérdidas de calor en invierno y las ganancias en verano, aunque existen otros muchos como el aislamiento de cámaras frigoríficas o de tuberías de distribución de líquidos calientes o fríos. La utilización del aislamiento térmico es especialmente relevante a la hora de revestir los conductos de un sistema de ventilación de doble flujo. Durante el verano, y una vez que el calor es extraido del aire que se introduce por los conductos de impulsión, éstos deben estar debidamente aislados para que el aire que circula por ellos se mantenga frío hasta llegar a las bocas de impulsión. El aislamiento térmico de los conductos cumple la misma función en invierno, pero en esta estación del año impide que el calor del aire introducido en la vivienda a través del intercambiador, se trasmita al ambiente y el aire insuflado se conserve a 19ºC hasta llegar a las bocas de impulsión.

 
Principios básicos para rehabilitar una vivienda
 

 

Tipos de aislamiento térmico

Los materiales aislantes se caracterizan todos ellos por su baja conductividad térmica. De una manera muy simplificada se pueden clasificar en tres tipos de materiales:

  • Fibrosos: se componen de filamentos con partículas pequeñas o de baja calidad. Se colocan como relleno en aberturas o como cobertores en forma de tablas o mantas. Tienen una porosidad muy alta de alrededor del 90%. Se usan en función de la temperatura: la fibra de vidrio para temperaturas hasta 200ºC, la lana mineral hasta 700ºC y las fibras de alúmina o sílice entre 700 y 1700ºC.
  • Celulares: son materiales que se conforman en celdas cerradas o abiertas, por lo general formando tableros rígidos o flexibles, aunque también se pueden conformar in situ por proyección o riego. Sus ventajas son: su baja densidad, baja capacidad de calentamiento y resistencia a la compresión aceptable. Los más usados son el poliuretano y el polietileno expandido.
  • Granulares: son pequeñas partículas de materiales inorgánicos aglomerados como la perlita y la vermiculita.

 

Propiedades de los aislantes térmicos

A la hora de elegir un material aislante hay que tener en cuenta que su principal propiedad es la conductividad, pero también son importantes la densidad, la estabilidad química, la rigidez estructural o la degradación.

Conductividad: expresada en W/(m.k), se refiere al material aislante seco ya que es una propiedad que varía con la humedad y la temperatura.

Permeabilidad: expresada en gr/(m.s.Pa)

Densidad aparente: expresada en Kgr/m3

Capacidad calorífica: se emplea para valorar el comportamiento del aislante durante un periodo de tiempo

Propiedades mecánicas: resistencia a la compresión, resistencia a la flexión y coeficiente de dilatación térmica

Absorción de agua: puede expresarse en % de volumen de agua por volumen de material. Es muy importante porque puede alterar otros valores como la conductividad, la densidad y la capacidad calorífica

 
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