¿Qué es una casa pasiva? Cómo conseguir que tu casa también lo sea
Una casa pasiva es básicamente una vivienda que se proyecta y se construye garantizando unas condiciones óptimas de confort interior sin utilizar sistemas de calefacción o refrigeración convencionales. También se las conoce con el nombre de passivhaus por su origen germano. Para conseguir que una casa sea pasiva es necesario optimizar al máximo las ganancias de calor y reducir al mínimo posible las pérdidas de energía de la vivienda en invierno, y al contrario durante la época estival, reduciendo al máximo las aportaciones de calor que recibe. Para ello se debe dotar a toda la envolvente térmica de un altísimo grado de aislamiento térmico y renovar el aire a través de un sistema de ventilación con recuperación de calor. Una casa pasiva no necesita realmente de ningún sistema de calefacción convencional generalmente muy costoso, sino que alcanza la temperatura de confort con pequeños sistemas de calefacción que aportan calor en momentos puntuales cuando las condiciones del clima exterior son muy adversas.
El concepto de casa pasiva es la base para la creación de edificios con energía positiva, es decir aquellos capaces de crear más energía que la que consumen, utilizando solamente sistemas renovables. Es por tanto un nuevo concepto que está cobrando importancia en la lucha contra el cambio climático. No hay que olvidar que aproximadamente la mitad de las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero emitidos a la atmósfera, proceden del consumo energético de los edificios. Su aplicación abarca los sectores residencial, comercial e institucional tanto en rehabilitaciones como en construcciones de nueva planta.
¿Qué condiciones debe cumplir una casa pasiva?
Los elementos constructivos que se deben diseñar y construir con especial atención son los siguientes:
- Puentes térmicos: deben eliminarse por completo, garantizando la continuidad del aislamiento térmico por toda la superficie exterior de los cerramientos opacos del edificio. La elección del tipo de aislamiento y su espesor en función de la zona climática donde se ubica son aspectos especialmente relevantes a la hora de controlar la ejecución en obra de toda la envolvente térmica.
- Ventanas con altas prestaciones: entre el 25% y el 30% del consumo en calefacción se debe a las pérdidas de calor que se producen a través de las ventanas. Son un elemento de discontinuidad dentro de la envolvente térmica por lo que su instalación en obra requiere de una mano de obra especializada que garantice su estanqueidad frente al aire y al agua. Los vidrios deben ser dobles con cámara de aire para aportar el suficiente nivel de aislamiento térmico.
- El sistema de ventilación debe ser continuo durante 24 horas al día aportando el caudal de aire preciso. La incorporación de un intercambiador de calor al sistema de ventilación facilita la eficiencia energética de toda la vivienda al reducir las perdidas de calor en invierno motivadas por el aporte de aire exterior durante el proceso de ventilación.
En base a la legislación europea sobre eficiencia energética en los edificios de 19 de mayo de 2010, las viviendas deberán adaptarse antes del año 2020 a una serie de parámetros técnicos que se enumeran a continuación:
- Consumo calorífico para calefacción: 15 wh/(m2.a)
- Velocidad de renovación del aire: 0.6 l/h
- Transmitancia térmica (U) de la envolvente: 0.15 w/(m2.K)
- Transmitancia térmica de las ventanas: 0.8 w/(m2ºk)
- Consumo de energía primaria: 120 Kwh/ (m2.a)
- Carga térmica: 10 w/m2
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