Planes de mantenimiento de la unidad de ventilación y conductos La limpieza de conductos y el mantenimiento de los equipos de sistemas controlados de ventilación tienen que hacerse según unos procedimientos concretos

Índice

1. La importancia de la limpieza de conductos y equipos de ventilación

2. Salud e higiene

3. Normativa

4. Seguridad

5. Eficiencia energética

6. Correcto mantenimiento

7. Limpieza de conductos y equipos de ventilación

7.1. Limpieza de las rejillas y bocas.

7.2. Limpieza de filtros

7.3. Limpieza de conductos

7.4. Limpieza de aberturas

La limpieza de conductos y equipos de ventilación se traduce en numerosas ventajas. Contribuye a proteger la salud y aumentar el bienestar. Además, supone ahorro energético y económico. Los sistemas de ventilación mecánica controlada requieren un adecuado mantenimiento. Así evitamos la acumulación de polvo y la proliferación de microbios.

1. La importancia de la limpieza de conductos y equipos de ventilación

Hay razones de peso por las que la limpieza de conductos tiene una importancia básica:

  • Limpieza del aire.
  • Salud de los habitantes o personas que ocupan un espacio interior. Eliminación de patógenos y alérgenos.
  • Control del consumo energético.
  • Incremento de la duración del equipo, dado su adecuado mantenimiento.
  • Prevención de malos olores y humedades.

La periodicidad mínima para el mantenimiento y limpieza de los conductos y equipos de ventilación es de un año. Así lo recoge el Código Técnico de Edificación (CTE) HS3. Por otro lado, para comprobar su estanqueidad la frecuencia es de cinco años. Esto implica una serie de procedimientos y, para que resulten del todo efectivos, deben acompañarse de otros.

Es decir, hay que llevar a cabo acciones similares en otras partes del sistema, como los aspiradores híbridos y mecánicos. Los extractores, aberturas y filtros también han de incluirse a la hora de efectuar estas prácticas de una forma completa.

Para ello, es necesario informarse sobre cuestiones como la limpieza de las bocas de extracción o la elección, mantenimiento y sustitución de filtros. Avanzando en este proceso de la manera correcta garantizamos un estado óptimo del sistema. Asimismo, protegemos a los habitantes de la vivienda o los ocupantes del espacio en cuestión.

2. Salud e higiene

La limpieza de conductos contribuye a la salud y la higiene en espacios interiores. Tanto es así que el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE) recoge unas determinadas exigencias para la calidad del aire en edificaciones. Estas medidas se contemplan, inicialmente, en la norma UNE-EN 13779 y el informe CR 1752 del CEN. Por su parte, en viviendas se aplican las contempladas en el Documento Básico HS3 del CTE.

En este sentido, han de considerarse cuestiones como las siguientes:

  • Disponiblilidad de sistemas de ventilación mecánica en los edificios.
  • Utilización de sistemas de filtrado que garanticen una buena calidad del aire entrante.
  • Requisitos de tratamiento térmico.
  • Condiciones de bienestar interior en la edificación o vivienda.
  • Instalación de recuperaciones de calor. Se necesita, por ejemplo, si el caudal extraído por medios mecánicos es mayor de 0,5 metros cúbicos por segundo.

En concreto, para viviendas, el Documento Básico HS3 del CTE establece los caudales mínimos. Se hace referencia tanto a la ventilación de impulsión como de extracción. Así, en los dormitorios, el caudal mínimo exigido es de 5 l/s. Mientras que en la sala de estar y el comedor es de 3 l/s.

También se contemplan otras partes de la vivienda, como aseos y cuartos de baño. La cocina, trasteros, zonas comunes, garaje y almacén o zona de basuras son otras estancias incluidas.

3. Normativa

Como acabamos de ver, los sistemas controlados de ventilación están sujetos a una normativa específica. En ella se contemplan las distintas especificaciones, para garantizar una adecuada calidad del aire, además de un correcto mantenimiento y limpieza. Las normas de referencia son las siguientes:

  • Código Técnico de Edificación (CTE), en concreto el documento DB HS3, que contempla requerimientos de la calidad del aire interior. Se aplica en las nuevas construcciones y obras de reforma, ampliación, rehabilitación o modificación. También rige sobre edificios protegidos por su valor ambiental, artístico o histórico.
  • Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE). Contempla requerimientos de eficiencia energética. Incluye consideraciones de diseño, ejecución y mantenimiento de sistemas, además de su uso. También establece mecanismos de control del cumplimiento de los requisitos.
  • Norma UNE-EN 13403:2003. Ventilación de edificios. Conductos no metálicos. Red de conductos de planchas de material aislante.
  • Norma UNE 100012:2005. Higienización de sistemas de climatización.
  • Norma UNE 100030:2005 IN. Guía para la prevención y control de la proliferación y diseminación de legionela en instalaciones.

Algunas de las pautas que se marcan se refieren a:

  • Accesibilidad de los sistemas, incluidos los conductos, para su correcto mantenimiento y limpieza.
  • Materiales de los conductos.
  • Revestimientos de los conductos.

Cumpliendo con lo marcado en estos documentos, evitamos la aparición de hongos, humedades, olores, polvo o partículas.

4. Seguridad

Mantener la seguridad a lo largo de todo el ciclo de vida de un equipo de ventilación facilita su uso. Pero no solo eso, además, aumenta su eficiencia. El artículo 13 del RITE señala que las instalaciones térmicas deben considerar este factor.

Para ello, han prevenir accidentes o siniestros en los siguientes procesos:

  • Diseño.
  • Cálculo de alcance y potencia.
  • Ejecución.
  • Mantenimiento y limpieza.

De esta manera, evitamos perjuicios en:

  • Los seres humanos.
  • La naturaleza en el entorno donde se instala el sistema.
  • Los bienes materiales de la vivienda o de cualquier instalación.

Ya hemos hablado de la necesidad de garantizar la accesibilidad en condiciones de seguridad. Esto facilita la limpieza y mantenimiento de instalaciones de climatización. Cuando se trata de equipos de expansión directa, la IT 1.3 del RITE marca sus especificaciones. En el caso de las tuberías de refrigerante, tienen que cumplir la norma UNE-EN-12735 y el Reglamento de Seguridad para Instalaciones Frigoríficas.

Por su parte, evitar la corrosión y formación de condensados son objetivos que se persiguen cuando se habla del aislamiento de la red de tuberías. Esto requiere del sellado de las juntas, si las hay, y su adecuada distribución. Lo mismo ocurre con la barrera antivapor, sobre todo, en áreas como los terminales o los soportes. Otra de las consideraciones de seguridad clave tiene que ver con evitar el contacto de metales, para no favorecer la corrosión.

Sumado a esto, hay que considerar que el aislante se mantiene intacto a lo largo de los años. Por tanto, no tiene que comprimirse por el peso de la tubería, lo que causaría condensados y falta de eficiencia.

5. Eficiencia energética

La adecuada limpieza y el correcto mantenimiento de conductos y equipos de ventilación favorece el ahorro y la eficiencia energética. Estos sistemas equilibran la temperatura interior, oxigenan el aire, lo limpian y lo hacen circular.

La unidad aspira aire y hace que atraviese unas bobinas calientes o frías, dependiendo de si estamos calentando o enfriando el interior. Después, lo introduce en la estancia. La suciedad y el polvo pueden acumularse en cualquiera de las partes de estos equipos. Ya sea en filtros, conductos, rejillas o rotores, si hay muchas partículas, puede dificultar el proceso.

Una de las consecuencias más importantes, además del funcionamiento eficiente, es un mayor consumo energético. Algunos estudios indican que los sistemas sucios consumen un 37 % de energía más. Además, la suciedad incrementa la velocidad de desgaste del equipo. Esto, de nuevo, implica un mayor consumo energético.

La limpieza de los equipos de ventilación y sus conductos nos ahorra dinero. Hacerla de la manera adecuada favorece el mantenimiento del equipo y reduce los costes de reparación.

Por eso, es importante prevenir y revisar con la frecuencia correcta el sistema. Reemplazar los filtros si es necesario y limpiar las rejillas son aspectos vitales.

6. Correcto mantenimiento

Tan importante como la limpieza es el mantenimiento de los equipos de ventilación. Esto implica realizar inspecciones visuales y vigilar que el funcionamiento sea óptimo. Si se nota una merma en el rendimiento, ruidos, olores o problemas imprevistos, es el momento de actuar. Por otro lado, una parte importante del mantenimiento es la propia limpieza. A veces, estas labores van ligadas.

Hay dos tipos de mantenimiento:

  • Ordinario. Se lleva a cabo cada dos meses retirando la tapa y el filtro. Este último se limpia con un trapo seco o gamuza. También resulta efectivo que le pasemos un aspirador. Terminado este procedimiento, tenemos que colocarlo de nuevo. Encima del filtro se atornilla la tapa, para que quede bien sujeta. En este sentido, resulta recomendable realizar el cambio de filtros semestralmente.
  • Extraordinario. Este procedimiento se lleva a cabo con menos frecuencia. Lo ideal es efectuarlo una vez al año, desatornillando la tapa y sacándola. Así tendremos acceso a los ventiladores y al recuperador. Entonces, extraemos el recuperador desatornillándolo. A diferencia de la anterior modalidad, ahora sí realizamos una limpieza con agua. No obstante, para volver a atornillar el recuperador debe estar totalmente seco. Por su parte, los ventiladores o motores se supervisan y limpian extrayendo la carcasa que los cubre. Podemos sacarlos y arreglarlos si hay alguna parte o pieza averiada, o limpiarlos si es necesario.

7. Limpieza de conductos y equipos de ventilación

Esta labor requiere que seamos meticulosos al eliminar la suciedad de cada una de las partes que integran los equipos. Como veremos, esto incluye:

  • Rejillas y bocas
  • Filtros
  • Conductos
  • Aberturas

7.1. Limpieza de las rejillas y bocas

Estas partes tienen la particularidad de su gran exposición al exterior. Para que funcionen bien es muy importante que se mantengan en las mejores condiciones posibles. Esto incluye los mayores estándares de limpieza. Si no se cuidan, con el tiempo acumulan suciedad. La limpieza periódica es básica. Por lo tanto, para que el rendimiento sea óptimo, hay que seguir los siguientes pasos:

Primero:

  • Sacaremos la rejilla.
  • Sacaremos la boca.
  • Sacaremos la regulación.

Segundo:

  • Limpiaremos y secaremos la rejilla.
  • Limpiaremos y secaremos la boca.
  • Limpiaremos y secaremos la regulación.

Tercero:

  • Limpiaremos el manguito de sujeción.
  • Colocaremos la regulación en la boca.
  • Colocaremos la boca.
  • Colocaremos la rejilla.

7.2. Limpieza de filtros

Mantenerlos en óptimas condiciones requiere limpiarlos, al menos, cada seis meses. Esto garantiza la correcta filtración. La sustitución recomendada tiene que hacerse cada año. En el caso de estos elementos, los hay de los siguientes tipos:

Gruesos. Hechos con una lámina de fibra sintética de algodón y poliéster. Su gran ventaja es la capacidad de retener polvo en suspensión.

Finos. Pueden ser de fibra sintética y tener especiales cualidades para recoger el polen, las esporas, las partículas minúsculas y finas y el moho.

Su mantenimiento se realiza con la limpieza semestral o la sustitución. El filtro se limpia solo si lo indica una señal en la pantalla del equipo o se ilumina su indicador led.

Seguir el siguiente procedimiento para eliminar la suciedad:

  • Proceder a la apertura de la tapa de los filtros apretando cinco segundos el botón correspondiente.
  • Extraer los filtros, teniendo cuidado de no olvidar su posición.
  • Limpiar los filtros.
  • Volver a colocarlos de la misma forma.
  • Cerrar la tapa y volver a pulsar el botón durante cinco segundos.

7.3. Limpieza de conductos

Estas zonas van sumando partículas depositadas a lo largo del tiempo. A veces, se pueden solidificar por la acción de la humedad y los cambios de temperatura. Esto puede dificultar mucho el funcionamiento del sistema, de ahí la importancia de mantener los conductos en las mejores condiciones.

Hay distintas técnicas para llevar a cabo este cometido:

  • Método mecánico.
  • Método en seco con espuma.
  • Método combinado. Incluye sistemas mecánicos y el uso de espuma.
  • Voladura criogénica.

Además, lo adecuado es realizar estos procedimientos en dos etapas:

  • Inspección ocular para comprobar el estado de cada área. En este caso, se puede usar tecnología que permita visualizar hasta el último rincón del equipo.
  • Trabajo de eliminación de la suciedad, con especial hincapié en las zonas con mayor acumulación y esenciales para el funcionamiento.

7.4. Limpieza de aberturas

Al igual que ocurre con los conductos, las aberturas están expuestas al paso constante del aire. Respecto a las de ventilación, su ubicación hace importante que se evite la entrada de agua del exterior. Por su parte, las de expulsión tienen que contar con una separación de tres metros, como mínimo. Igualmente, deben disponer de sistemas que eviten la entrada de animales, como pájaros o insectos.

Por el paso del tiempo, temperaturas extremas o agentes atmosféricos, es esencial la inspección visual de las aberturas. Además, hay que respetar la periodicidad semestral para eliminar cualquier rastro de suciedad.

Como hemos comprobado, la limpieza de conductos innumerables beneficios, como la protección de la salud y el ahorro de energía. Realizar esta tarea de la mejor manera requiere de conocimientos y experiencia, para garantizar la efectividad, la seguridad y el confort.