Objetivo cero neto: el reto de combatir el cambio climático con una buena calidad del aire
El cero neto es un concepto que, con el paso del tiempo, está cobrando mucha importancia en la lucha contra el cambio climático. Pero ¿cuál es su significado y por qué la ventilación controlada puede ayudarnos a alcanzarlo? Estas son las preguntas a las que queremos dar respuesta en este artículo.
Objetivo cero neto
El término de cero neto se hizo especialmente popular tras el Acuerdo de París, que fue alcanzado a finales de 2015. A través de él, los países firmantes se comprometieron a mantener las temperaturas estables con una elevación máxima de 2 °C respecto a la era preindustrial.
En este sentido, no hace referencia a la supresión de emisiones de carbono a la atmósfera, sino a su reducción y neutralización a través de otras acciones. Hablamos, por ejemplo, de la plantación y conservación de bosques capaces de absorber este agente contaminante.
Si te preguntas cuándo podremos alcanzar este objetivo, la Unión Europea pretende llegar a la neutralización total de las emisiones de carbono antes de 2050.
Calidad del aire y sostenibilidad
En los últimos años, ha crecido también la concienciación respecto a la importancia de la calidad del aire que respiramos. En la mayoría de ciudades es muy baja debido, sobre todo, a los sistemas de transporte utilizados. A pesar del crecimiento del vehículo eléctrico, un número muy elevado sigue empleando combustibles fósiles que emiten óxido de nitrógeno (N₂O), materia particulada (PM) y grandes cantidades de CO₂, entre otros muchos gases contaminantes.
Sin embargo, el problema de salubridad que conllevan estos gases no solo nos afecta cuando salimos a la calle. Siempre que abrimos las ventanas, penetra en el interior de nuestros hogares. Por lo tanto, reducir sus respectivas emisiones no solo es una cuestión de sostenibilidad y respeto al medioambiente, sino también de salud.
Sistemas de ventilación para lograr el objetivo cero neto
Tras lo expuesto en líneas anteriores, queda claro que la ventilación natural es la más económica y sostenible. Sin embargo, resulta la más perjudicial para la salud, ya que a través de ella introducimos en casa multitud de agentes contaminantes externos.
El equilibrio entre salud y sostenibilidad lo ofrecen los sistemas de ventilación mecánica controlada de doble flujo. Especialmente, cuando cuentan con sistemas de recuperación de calor.
Esta tecnología extrae el aire del interior e introduce otro nuevo procedente del exterior de manera forzada. En concreto, lo hace cuando sus sensores detectan que los agentes contaminantes del ambiente superan los niveles recomendados. Por ello, los usuarios siempre respiran un aire de la máxima calidad.
Por otro lado, los recuperadores de calor se encargan de que se produzca una cesión de energía entre el aire extraído y el impulsado, de modo que este último se atempera. ¿El resultado? Una pérdida mínima de la temperatura conseguida gracias al sistema de climatización doméstico. A pesar del nombre que poseen, son capaces de realizar este proceso de forma efectiva tanto en invierno como en verano.
Como es evidente, el hecho de atemperar el aire que penetra en el interior del domicilio produce una drástica reducción del consumo de energía en climatización que, en la mayoría de los casos, supera el 70 %. Esta es la razón por la que los sistemas de ventilación controlada ponen su grano de arena a la hora de alcanzar el cero neto sin descuidar la salud de los usuarios.
Desde aquí queremos invitar a nuestros lectores a echar un vistazo a nuestra guía sobre ventilación, eficiencia energética y sostenibilidad. Estamos convencidos de que, gracias a ella, podrán comprender mucho mejor por qué estos sistemas son tan útiles para llegar al ansiado cero neto.
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