lugar de trabajo

El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT) pone a disposición de los ciudadanos la Guía Técnica para la evaluación y prevención de los riesgos relativos a la utilización de los lugares de trabajo. En ella se estipulan las disposiciones mínimas de seguridad y salud exigidas en tu lugar de trabajo, para que estos no pongan en riesgo la seguridad y la salud de sus ocupantes. Así, se establecen las obligaciones del empresario en cuanto a las condiciones constructivas; al orden, la higiene y el mantenimiento; a las instalaciones de protección; a la iluminación; a las zonas destinadas al descanso y a los primeros auxilios; y, por descontado, a las condiciones ambientales, es decir, la calidad del aire interior, a las que se exponen los empleados.

 

Calidad del aire interior: una cuestión de vital importancia en tu lugar de trabajo

He aquí algunas de las causas de una mala calidad del aire interior:

  • Hermeticidad de los edificios y reducción de las tasas de renovación de aire para conseguir una eficiencia energética máxima.
  • Utilización de materiales sintéticos.
  • Calidad insuficiente del aire exterior.

Si se dan uno o varias de estas circunstancias, los empleados pueden sufrir dolencias y problemas de salud (irritación de ojos, nariz y garganta, sequedad de las mucosas y de la piel, cefaleas o somnolencia, entre otros).

 

Asegúrate de que por tu sistema de ventilación y de climatización circula un aire limpio

Para controlar las sustancias que los ocupantes generan como resultado del uso normal de los recintos y evitar un aire viciado y olores molestos, el lugar de trabajo ha de estar perfectamente ventilados. La ventilación y la climatización tienen una doble finalidad. Por un lado, permiten que el ambiente resulte agradable y satisfactorio para sus ocupantes, asegurando un aire fresco y libre de contaminantes; por otro, proporcionan confort térmico.

 

Un aire limpio y sano

Para asegurar que el aire que circula por nuestro sistema de ventilación y de climatización es un aire limpio y sano, estos han de disponer de filtros. Los filtros son los encargados de retener las partículas del aire y de proteger, a su vez el sistema de ventilación y de climatización, ya que evitan la acumulación de polvo sobre las unidades (para que la eficacia del intercambio térmico no se vea afectada). Los filtros, además, impiden la formación de focos de contaminación microbiológica. Un sistema de ventilación y de climatización eficiente ha de tener en cuenta las características de los filtros durante su proceso de diseño (capacidad de retener partículas, pérdida de carga y eficacia). En los sistemas de climatización, hemos de asegurarnos de que tan solo un aire limpio y filtrado circula a través de las unidades de intercambio de calor.

 

¿Cómo evitar que un sistema de ventilación o de climatización afecte de manera negativa a la calidad del aire interior?

Son diferentes los factores que pueden ayudar al deterioro del aire interior de nuestros lugares de trabajo, a saber:

  • Ventilación insuficiente. Hemos de asegurarnos de que todos los recintos poseen una ventilación adecuada. Para ello, el sistema de ventilación ha de ser equilibrado (el sistema ha de estar debidamente dimensionado y calculado, y el número y el tamaño de los difusores y de los retornos ha de ser el apropiado).
  • Entrada de contaminantes. Hemos de evitar la entrada de contaminantes exteriores. Para ello, situaremos y orientaremos las tomas de aire en aquellas zonas en las que el aire exterior esté limpio. Además, se dispondrán de aberturas controladas y de sistemas de limpieza del aire.
  • Dispersión de contaminantes. Hemos de evitar la dispersión de los contaminantes en el aire. Para ello, se evitarán los sistemas únicos (cada local ha de tener ventilación propia) y los sistemas de recirculación de aire. Se tendrán en cuenta, asimismo, las diferencias de presiones entre locales.

 

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