Demanda controlada de ventilación: qué es y dónde es posible instalarla

Vivimos unos momentos en los que la energía es escasa y su precio no deja de crecer. Por ello, la eficiencia y el ahorro han pasado a tener una importancia capital, sobre todo, si partimos de la base de que la reducción de consumo no debe implicar menores valores de salubridad y calidad de vida. En este sentido, la demanda controlada de ventilación juega un papel fundamental.

¿Qué es la demanda controlada de ventilación?

La demanda controlada de ventilación (DCV) es una tecnología que se adapta perfectamente a las circunstancias energéticas actuales. En concreto, se trata de un sistema que adecúa el caudal de aire de forma automática en función de las necesidades del espacio y sus ocupantes.

Para lograrlo, los sistemas DCV calculan los requerimientos reales de ventilación del espacio a partir de una serie de dispositivos:

  • Sensores. De dióxido de carbono (CO2), humedad, temperatura y calidad del aire. Para esto último, detectan los compuestos orgánicos volátiles (VOC). También los porcentajes de hidrógeno, oxígeno, cloro, nitrógeno, azufre y flúor presentes en el ambiente.
  • Detectores de presencia humana. Su propósito es dar a conocer si un espacio está ocupado o no y cuántas personas hay dentro de él.
  • Otros elementos. En este apartado englobamos los controladores de velocidad y caudal, las compuertas motorizadas o los conversores de frecuencias, por ejemplo.

Tipos de edificaciones donde se puede recurrir a ella

Uno de los principales atractivos de los sistemas DCV en materia de eficiencia energética y ventilación es su versatilidad. Concretamente, los siguientes tipos de edificaciones se benefician de su instalación.

Viviendas

Hablamos, en concreto, de viviendas unifamiliares y apartamentos ubicados en comunidades de propietarios. El problema de estos inmuebles es que, para cumplir con los requisitos legales de aislamiento térmico, ven perjudicada su capacidad de ventilar de forma natural y eficiente. Por ello, la ventilación mecánica es la mejor solución al respecto.

En estos inmuebles, los sistemas DCV tienen que ser multizona, ya que las cocinas y cuartos de baño tienen necesidades especiales de ventilación. No olvidemos que la emisión de humos al cocinar y la condensación afectan especialmente a estas estancias.

Por este motivo, es necesario que posean parámetros de control independientes respecto al salón y los dormitorios. Por suerte, al tratarse de una tecnología inteligente que se adapta de forma automática a las circunstancias, el usuario no tiene que hacer nada para garantizar la calidad del aire que respira.

Como ventajas, podemos afirmar que el trabajo de estos sistemas reduce las concentraciones de CO2. También mejora la calidad del aire al detectar partículas VOC, elimina los malos olores y ajusta los índices de humedad, lo que evita la proliferación del moho.

Edificaciones del sector servicios

Dentro de este grupo, incluimos los restaurantes, hoteles e, incluso, edificios de la Administración Pública. En este caso, los sistemas DCV deben garantizar la calidad del aire tanto para los trabajadores como para los usuarios y clientes.

Como es obvio, se trata de tecnologías de ventilación y ahorro energético más complejos debido a las características de estos edificios. Por lo tanto, el diseño ha de llevarse a cabo según las barreras arquitectónicas existentes, puesto que determinan la instalación de sistemas monozona o multizona.

Las ventajas que ofrecen son prácticamente las mismas que las descritas con anterioridad. Sin embargo, a ellas hay que sumar la reducción del riesgo de contagio de enfermedades como la COVID-19.

En definitiva, los sistemas de demanda controlada de ventilación son recursos valiosos para la eficiencia energética de nuestro hogar y de locales del sector terciario. Gracias a ellos, disfrutaremos de un aire de alta calidad en espacios interiores sin preocuparnos de realizar ajustes manuales, un aspecto muy importante también en términos de ahorro energético.