Hogares saludables

En el siglo XXI, las viviendas han de ser mucho más estrictas en salud y también en confort, además de en mantener un control del consumo energético. Además de las obligaciones del Código Técnico de la Edificación, en 2020 se pone en marcha la obligatoriedad de la norma europea que hará que todo edificio que se construya en España sea una Edificación de Consumo Casi Nulo. Parte de esta normativa está enfocada, además de en encontrar la eficiencia energética, en lograr que vivamos en hogares saludables.

Estos hogares saludables han de garantizar la mejor salud dentro de casa, evitando que contraigamos enfermedades o que desarrollemos dolencias relacionadas con las vías respiratorias. Una vivienda poco saludable puede generar resfriados, hacer que proliferen las bacterias o incluso crear alergias.

¿Cuáles son los principales contaminantes y problemas que pueden poner en riesgo la salud en casa?

  • Ambiente cargado. Si no disponemos de una correcta renovación de aire, lo que puede ocurrir es que el aire se quede encerrado y pierda calidad, convirtiéndose en aire viciado. Eso puede ocurrir debido a cuando los humos del cocinado o los productos químicos utilizados al limpiar se mezclan en un ambiente cerrado.
  • Aire de mala calidad. En plena relación con el punto anterior, si el aire que introducimos en casa es de mala calidad también estaremos poniendo en peligro nuestra salud. Hay que saber cuándo abrir las ventanas y si hemos de cerrarlas en momentos concretos. Igualmente, si hacemos reformas o cocinamos necesitamos que la polución creada sea extraída fuera del hogar.
  • Humedad. Es importante que tengamos en cuenta el vapor de agua en el aire. Un exceso de humedad puede ser nocivo para nuestras casas, pero sobre todo para la salud. El confort también se ve reducido, ya que la humedad provoca que la sensación de calor o frío sea más intensa.
  • Mal aislamiento térmico. Puede provocar que necesitemos un mayor gasto en climatización, pero ante todo hace que en verano y en invierno suframos más ante las inclemencias climatológicas. Incluso pueden darse movimientos de aire no deseados debido a una deficiente estanqueidad.
  • Climatización costosa. La calefacción o el aire acondicionado pueden crear situaciones irregulares. Por ejemplo, el exceso de calefacción -además de ser muy costoso- provoca que el aire caliente se almacene en las zonas elevadas, por ejemplo en nuestra cabeza, mientras los pies se mantienen fríos.
  • Contaminación acústica. Las paredes no aislantes pueden producir molestias por el exceso de ruido.

Hasta hace muy pocas décadas, casi todas las viviendas en España adolecían de estos problemas. Hoy en día, gracias a la normativa del Código Técnico de la Edificación y a las directrices europeas se apuesta por hogares saludables además de eficientes. Por ejemplo, mediante la Edificación de Consumo Casi Nulo se espera que se reduzca la emisión de CO2 en un 20%, el consumo energético en otro 20% y lograr un 20% de aumento en el uso de energías renovables.

A la hora de analizar en qué consisten los hogares saludables, deberíamos tener en cuenta que serán los que pongan solución a los problemas anteriormente expuestos.

 

Características de los hogares saludables

 

Lo más importante para poder decir que habitamos un hogar saludable es tomar conciencia de la importancia de la renovación del aire y de una buena eficiencia energética. De ello dependerá que tengamos unas buenas temperaturas en interiores y que evitemos la formación de gérmenes que puedan resfriarnos.

  • Ambiente saludable. Con una buena circulación de aire evitamos que se genere aire viciado y eliminamos la contaminación del hogar. Mediante el uso de un sistema de ventilación mecánico podemos renovar el aire automáticamente sin necesidad de abrir las ventanas ni de preocuparnos por su accionamiento.
  • Aire limpio y sin olores. Normalmente, el mal olor indica que hay un problema de contaminación o de humedad en el aire. Los hogares saludables han de contar con un aire limpio, y ello puede conseguirse mediante el filtrado previo del aire antes de introducirse en las estancias, lo que es posible mediante el uso de sistemas de ventilación mecánicos de doble flujo.
  • Humedad controlada. Gracias a deshumidificadores y a una correcta renovación del aire podemos controlar el exceso de vapor de agua en el aire, lo que mejora la salud y el confort en las temperaturas.
  • Climatización eficiente. Mediante una buena estanqueidad y también sistemas eficientes de ventilación podemos climatizar sin necesidad de sistemas tradicionales, al menos en la mayoría de ocasiones.
  • Libre de ruidos. Gracias también al aislamiento térmico podemos disfrutar de un ambiente sin ruidos, lo que se traduce en un mejor bienestar dentro de casa.

Es importante tener en cuenta que los hogares saludables son aquellos que también tienen una elevada eficiencia energética y disponen de fuentes de energías sostenibles. Para mejorar la vida en las ciudades hemos de habitar en viviendas que sean más respetuosas con el medio ambiente.