Evolución de los sistemas de ventilación a lo largo de la historia
Primeras iniciativas para conseguir aire limpio interior
La preocupación por conseguir un aire limpio es compartida por los científicos desde la antigüedad. En la antigua Roma un médico de origen griego llamado Gale que vivió entre el año 29 y el 210 después de Cristo sintetizó una serie de conocimientos al respecto estableciendo una de las primeras corrientes de la medicina llamada el Galenismo. Gale buscaba por todos los medios encontrar lo que llamaba el «buen aire», descubriendo el origen de enfermedades infeccionas como consecuencia de su contaminación.
Otros estudiosos como Florence Nightingale (1820 -1910) insistieron en la necesidad de una ventilación de las estancias, que junto con la alimentación, la temperatura, la iluminación, la dieta, la higiene o el ruido formaban los elementos básicos para conseguir un ambiente saludable. Para ello consideraba imprescindible que el aire fuera periódicamente renovado como condición indispensable para la recuperación de los pacientes. Estos estudios se enmarcan dentro de los movimientos higienistas que en Europa trajeron consigo la epidemiológía y el estudio de enfermedades como el cólera, encabezados por el doctor John Snow.
Todos estos planteamientos influyeron de forma notable en la arquitectura del siglo XX, con la inclusión de patios interiores en las viviendas para propiciar la ventilación cruzada. También se empezaron a incluir patinillos por los que circularan los conductos de las instalaciones, mejorando así la habitabilidad de las viviendas. Actualmente es de sobra conocido que el exceso de contaminación en el aire interior está en el origen de muchas enfermedades como las alergias o las infecciones respiratorias.
La ventilación híbrida
Durante el siglo XX, y a medida que se hizo más necesaria la instalación de sistemas de ventilación para renovar el aire interior de edificios cada vez más herméticos, fueron apareciendo los sistemas de ventilación híbrida y mecánica. La primera de ellas realiza la renovación del aire interior cuando las condiciones de presión y temperatura son favorables y utiliza la extracción mecánica cuando estas condiciones son desfavorables. Este tipo de ventilación de flujo simple funciona por depresión, es decir se extrae el aire provocando una depresión en el interior de la vivienda respecto de la presión atmosférica. Para que funcione correctamente se ha de instalar la admisión de aire en los cerramientos exteriores de los locales secos de la vivienda como son los comedores, los dormitorios y las salas de estar, y la extracción en los locales húmedos: aseos, cuartos de baño y cocinas. Es una instalación de fácil montaje y aconsejable en los edificios donde no es imprescindible obtener un alto grado de ahorro energético, ya que el sistema no está provisto de un control de flujos, ni de un intercambio de energía entre la admisión y la expulsión del aire. Es una instalación que no requiere de mucho mantenimiento y permite alcanzar los caudales de aire necesarios, pero puede causar pérdidas de confort debido a la diferencia de temperatura, el movimiento del aire, la velocidad y el ruido.
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