La eficiencia energética se ha situado en los últimos años, y de forma indiscutible, en el centro de prioridades en la construcción de viviendas. Así está establecido en multitud normativas y documentos estratégicos tanto a nivel nacional como de la Unión Europea. En este artículo nos centraremos en un componente esencial para conseguir espacios eficientes y sostenibles: el Recuperador de calor en la ventilación mecánica.

 

Funcionalidad y eficiencia energética

La importancia de un recuperador de calor radica en tres elementos fundamentales: optimizar la eficiencia energética de los sistemas de ventilación, el consiguiente ahorro en la factura energética y el bienestar proporcionado en la calidad del aire.

La función de estos componentes puede explicarse a través del reaprovechamiento del aire impulsado en el interior —a través de ventilación mecánica— intercambiándose con el aire extraído del exterior, moderando la temperatura del mismo. De esta forma, tanto en invierno como en verano estos componentes optimizan el conjunto del sistema de climatización y renovación del aire.

La eficiencia obtenida puede variar desde un mínimo del 54% hasta rendimientos máximos de hasta el 92% dependiendo del conjunto de la instalación y de las condiciones térmicas del exterior:

  •  En invierno cuando hay 5 ºC en el exterior, el aire nuevo será de 19 ºC en la vivienda, y el aire de la estancia estará a 20 ºC.
  • En verano cuando la temperatura exterior es de 30ºC, el aire nuevo entra a 22ºC y el interior de la vivienda tendrá una temperatura de 21 ºC.

Estos mecanismos obtienen mejores resultados en viviendas pasivas provistas de envolventes térmicas óptimas, consiguiendo tasas de ahorro que pueden llegar hasta el 78% de la energía consumida por el conjunto del sistema.