El funcionamiento de un sensor de humedad. Usos frecuentes
El agua es una de las sustancias químicas más importantes de la Naturaleza que influye directamente en la existencia de vida en nuestro planeta. El hecho de que la Tierra se encuentre situada a una determinada distancia del Sol permite que el agua esté presente en la atmósfera en sus tres estados: gaseoso, líquido y sólido. De todos ellos el que predomina claramente es el gaseoso. El aire empleado en los procesos de ventilación y acondicionamiento, se le define como una mezcla de aire seco y vapor de agua. A través de la sicrometría la ciencia estudia las propiedades térmicas del aire húmedo, su regulación, su medición y el efecto que la humedad produce en los materiales y en las personas. La humedad contenida en el aire modifica en gran medida sus propiedades e influye enormemente en las sensaciones físicas de las personas. Cuando se habla de humedad en realidad nos estamos refiriendo a aire saturado, es decir aire en el que se mantiene en equilibrio el vapor de agua que contiene, sin que pase a ningún otro estado.
La humedad es por tanto vapor de agua contenido dentro de aire seco. A la presión a la que ese vapor de agua se mantiene estable se le llama presión de saturación. A cada temperatura le corresponde una diferente. La humedad absoluta es el peso de vapor contenido por unidad de volumen de aire (Kg/m3). La humedad relativa (%), es el cociente entre el peso del vapor de agua contenido en un volumen de aire y el peso del vapor saturado en ese mismo volumen.
El sensor de humedad
El sensor de humedad es un aparato de lectura utilizado en espacios interiores para controlar la humedad del aire y la temperatura. Las magnitudes medidas por el sensor de humedad se transforman en una señal eléctrica normalizada, cuya intensidad suele estar comprendida entre 4 y 20 mA. Un material semiconductor es el encargado de determinar con precisión los valores de humedad y temperatura que se corresponden con la señal emitida. Este tipo de sensores son especialmente útiles en los sistemas de ventilación mecánica higrorregulables, ya que permiten regular el caudal de aire renovado en función de la humedad ambiental. Estos sistemas pueden emplearse tanto en viviendas individuales como colectivas. En este último caso se utilizan sistemas de ventilación individualizados que llevan a cabo un barrido y posterior renovación del aire contaminado de los locales. Al ser independiente se consigue disponer de aire interior de calidad y autonomía en el consumo de cada vivienda.
Cuando el sistema higrorregulable es centralizado se puede utilizar indistintamente en viviendas unifamiliares y plurifamiliares. El sensor de humedad manda una señal a las bocas de extracción higrorregulables situadas en baños, aseos y cocina por donde el aire viciado se extrae cuando es necesario. El aire limpio entra en el salón y los dormitorios por las entradas de aire higrorregulables ubicadas en la carpintería de las ventanas, una vez que el sensor ha detectado que los valores de humedad en el interior no son los adecuados.
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