Edificios contaminantes

¿Cuál es el mayor causante de la contaminación en las ciudades? Muchos piensan que ha de ser la circulación de coches, autobuses y de otros tipos de transportes rodados. Otros que la actividad humana en nuestras zonas urbanas ha de ser el factor responsable de grandes cotas de polución. Pero, más allá de eso, quienes más ensuciamos el medio ambiente somos todos nosotros, debido a la actividad en interiores. Sobre todo por los edificios contaminantes que hay en todos los núcleos urbanos.

Se estima que los edificios son responsables de hasta el 50% de la contaminación que se genera en las ciudades, si bien depende de su tamaño, ubicación y también de diversos factores más. Eso convierte a las viviendas, los comercios, las oficinas y otros emplazamientos como el principal grupo responsable de la polución que sufrimos en nuestras ciudades.

Dentro de la contaminación generada por los edificios hemos de diferenciar en dos grandes focos de polución:

  1. El proceso de construcción. El primer elemento contaminante de los edificios es el coste ecológico de su edificación. Sobre todo por la energía necesitada, los materiales utilizados y el embrutecimiento del entorno. Para solventarlo, muchas opciones para crear hogares sostenibles optan por materiales respetuosos con el medio ambiente, como ocurre con las casas bioclimáticas. Algunos sellos especializados en casas sostenibles, si bien suelen centrarse en recortar el gasto energético, también dan indicaciones de cómo paliar los daños ecológicos de la construcción.
  2. El uso del edificio en su vida útil. Esta es la causa principal de que las viviendas y otros locales sean responsables de hasta la mitad de la contaminación total en las ciudades. Sobre todo debido a los edificios contaminantes que tienen varias décadas y que gastan muchísima energía. Y si bien ahora mismo hay una fuerte apuesta por crear edificios ecológicos y que sean respetuosos con el medio ambiente, el parque de viviendas sigue siendo muy antiguo en España, con dos terceras partes de los edificios con más de dos décadas.

A estos dos focos de polución generada por los edificios en nuestras ciudades deberíamos sumar la gestión de residuos. En este caso, ya es más necesaria una concienciación por generar el menor número de residuos posible, y reciclar siempre en la medida de lo posible.

Para minimizar el impacto de los edificios en la contaminación se ha de trabajar, ante todo, en la mejora de los espacios internos para que generemos menos polución. Sobre todo en climatización, ya que el mayor gasto en energía en nuestros hogares es debido al consumo de electricidad por los equipos de aire acondicionado en verano y por el de los sistemas de calefacción en invierno.

Según cómo esté construido un edificio, puede ser altamente contaminante o llegar a un consumo mínimo o casi nulo. Y ese es precisamente uno de los retos que tienen las administraciones para concienciar a los ciudadanos de cómo deberían apostar en sus hogares por medidas ecológicas que generen menos residuos y emisiones contaminantes.

Además, un edificio que no contamina tiene unos gastos en suministros mínimos, por lo que el ahorro para el usuario final es muy grande. Eso hace que la inversión en sistemas energéticos ecológicos sea también un incentivo para quienes vayan a habitar los edificios.

Teniendo en cuenta que la climatización es el gasto en el hogar que más energía necesita, lo ideal es apostar por edificios con gran estanqueidad, que no dejen pasar el calor en verano ni el frío en invierno. También es necesario contar con un sistema de ventilación mecánico de doble flujo si queremos mantener nuestros hogares en una temperatura óptima en la mayoría de situaciones. Los sistemas de ventilación, además, garantizan la salubridad del aire que respiramos.

 

Medidas contra los edificios contaminantes

 

Como hemos dicho, los edificios que apuestan por instalar medidas de ahorro energético consumen mucho menos, por lo que la inversión se recupera fácilmente. Desgraciadamente, muchos de los edificios construidos en el pasado en nuestras ciudades se hicieron pensando en los ahorros de costes y no de consumos energéticos.

Sin embargo, el panorama está cambiando. A partir de 2020, en España todos los edificios que se creen tendrán que ser de Edificación de Consumo Casi Nulo. Eso conllevará un cambio promovido desde la Unión Europea y que facilitará la implantación de medidas energéticas en todas las viviendas, comercios y lugares de trabajo. Algunos de los requisitos serán contar con fuentes de energía renovables, sistemas de ventilación mecánicos, alta estanqueidad o materiales de construcción que prioricen un menor consumo de recursos.

Igualmente, lo contrario de los edificios contaminantes son las alternativas de casas pasivas como Passivhaus o las viviendas certificadas por el sello BREEAM. Ambas opciones de certificación son de las más importantes para garantizar un consumo mínimo y que los edificios empiecen a dejar de ser el mayor foco de contaminación en nuestras ciudades.