En los últimos 15 años hemos comprobado cómo la demanda de casas autosuficientes o de poco consumo se ha incrementado, debido tanto al avance de las nuevas tecnologías y al desarrollo de nuevos materiales, como a la intención que poco a poco ha ido calando en la sociedad de generar menos contaminación.

Para afrontar un proyecto de casa pasiva es importante conocer las características del clima en el que se situará nuestro proyecto para adaptar los materiales utilizados y los elementos encargados de funciones como proveer aislamiento o generar energía.

Debido a los múltiples factores ambientales que afectan a la habitabilidad y generación de energía de un edificio no sería correcto aplicar las mismas estrategias para preservar el confort térmico del interior de una vivienda en las Islas Canarias que hacerlo para una vivienda en el norte de Europa.

¿Qué buscamos en una Passivhaus?

El estándar Passivhaus persigue reducir al mínimo las necesidades de calefacción y refrigeración del edificio, sirviéndose de una serie de estrategias que abordaremos más adelante. La poca energía necesaria para cubrir la reducida demanda del edificio se puede obtener fácilmente de sistemas de autoabastecimiento energético renovables, como por ejemplo las placas fotovoltaicas.

¿Cuáles son las estrategias prácticas de una casa pasiva o passivhaus?

1.Aislamiento térmico correcto:

Buscamos una baja transmitancia térmica en muros, cubiertas y soleras, por lo que debemos controlar que la envolvente del edificio esté correctamente aislada térmicamente para evitar estas transmitancias tanto en invierno como en verano. En este caso, el grosor del aislamiento variará en función del clima de la región.

Un ejemplo de buen aislamiento térmico sería el edificio Titania en Madrid (DMDV Arquitectos) en donde se ha aislado toda la envolvente del edifico incluyendo la cimentación.

2. Supresión de puentes térmicos:

El cuidado de la obra en los puntos de unión como ejes y juntas es fundamental para evitar los puentes térmicos, puntos en donde perderíamos o ganaríamos indeseadamente energía. El encuentro de muros en ángulos complicados, o las juntas entre elementos constructivos, son puntos en donde la temperatura superficial puede verse afectada con respecto al resto de la casa. Uno de los resultados indeseados de la presencia de puentes térmicos es la aparición de mohos.

3. Aberturas:

Conseguir una buena envolvente térmica no lo es todo, ya que hay una gran superficie de ésta que queda expuesta al exterior a través de puertas, ventanas, claraboyas, etc… Cuando nos referimos a las aberturas hablamos tanto del vidrio como de la carpintería que lo sujeta. La carpintería deberá tener unos valores altos de aislamiento. Para nuestro clima, se utiliza un vidrio que se compone de dos cámaras de aire, y tres vidrios. Para aumentar su aislamiento, puede llenarse una de las cámaras de aire con Argón, a la vez que colocar películas aislantes en vidrio que contrarresten las pérdidas o ganancias indeseadas de calor o frío.

4. Ventilación mecánica:

En cuanto a la conservación de energía, nos damos cuenta de que en el interior de una vivienda intervienen muchos agentes en la generación de energía, como los inquilinos o los electrodomésticos, energía que hasta hace poco era desaprovechada.

La ventilación mecánica propone integrar un dispositivo en el edificio que funciona como una central de ventilación y que tiene dos objetivos: el primero es forzar la extracción del aire para renovarlo y garantizar así la calidad del aire interior; el segundo, a través del recuperador de calor, minimizar los cambios climáticos en el interior al renovar el aire.

Ventilación Mecánica Controlada (VMC)

Los recuperadores de calor funcionan mediante un ventilador extractor (atrae el aire al interior del aparato) un ventilador de impulsión (expulsa el aire al exterior del aparato) y un intercambiador de calor, por el cual el aire caliente cede calor al aire más frío.

La correcta aplicación de estos consejos, hará que nuestro edificio reduzca al mínimo su dependencia de los sistemas de calefacción o refrigeración, garantizando así una buena calidad del aire para sus usuarios y un compromiso con el entorno, que cada vez se hace más necesario.

5. Hermeticidad

La hermeticidad de la envolvente del edificio es la encargada de mantener unas condiciones climáticas estables y evitar que se produzcan desajustes por los cambios de temperatura y las corrientes de aire del exterior.

 

Para lograr esta hermeticidad hay que cuidar especialmente los puntos más expuestos al exterior. Cuando las ventanas y puertas no cuentan con el sellado adecuado se pueden producir estas pérdidas de energía.

Para medir la hermeticidad se utiliza el denominado ensayo Blower Door, que consiste en producir una diferencia de presión entre interior y exterior a través de un ventilador colocado en la puerta principal. Para cumplir el estándar, el resultado debe ser inferior a 0.6 renovaciones de aire por hora en un diferencial de presión de 50 Pa.

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