Aislamiento en el hogar

Estanqueidad. Una palabra que define muy bien hacia dónde van los edificios modernos. Porque hoy en día las viviendas de nueva construcción tienen un mayor aislamiento, no solo por los materiales utilizados, sino por unos métodos de construcción que hacen posible que el frío y el calor no entren en nuestras estancias con facilidad. Un avance notable para lograr un mayor confort en el hogar y una mejor eficiencia energética.

Los datos del Ministerio de Fomento es que cerca de dos terceras partes de las casas y edificios construidos en España se crearon sin tener en cuenta el aislamiento térmico. ¿Qué supone esto? Básicamente, la diferencia entre necesitar aire acondicionado o no en verano, y la manera de pasar o no pasar frío en invierno.

Toda nueva vivienda ha de estar aislada y cumplir unos mínimos en estanqueidad. Ello, combinado con una eficiente ventilación, logra que todo edificio pueda ser considerado de alta eficiencia energética. ¿Qué características tiene el aislamiento en el hogar?

  • Las ventanas y puertas han de cerrar herméticamente. Los materiales utilizados y las juntas han de dejar que todo esté perfectamente clausurado y que no pueda colarse el frío o el calor.
  • Las paredes, suelos y techos han de contar con unos materiales concretos y una manera de construcción tal y como se recoge en el Código Técnico de la Edificación. La idea es que no penetre el aire frío o caliente de la calle.
  • Gracias a ello, el frío y el calor se quedan fuera. Sin embargo, al no tener una entrada de aire tradicional -las viejas casas siempre respiraban porque se colaba el aire exterior, junto a las inclemencias externas-, es necesario un sistema de ventilación. Puede ser mecánico de flujo simple o doble, pero en todo caso ha de aportar el aire necesario.
  • Con aislamiento en las viviendas logramos no recurrir a los aparatos de climatización, y los sistemas de ventilación no tienen unos gastos elevados de energía como sí lo tienen, por ejemplo, los equipos de aire acondicionado.

Aislamiento y sistemas de ventilación son los dos elementos clave para que en 2020 el sector residencial privado pueda adaptarse a la normativa de los edificios de consumo casi nulo. Gracias a esta combinación, podemos evitar el uso de energía en los hogares casi en su totalidad. Algo que es importantísimo para reducir los daños del alto consumo energético. En España, solo el sector de viviendas consume el 17% del total de energía que se usa en el país.

¿Cómo se combina el uso de los sistemas de ventilación mecánicos con el aislamiento térmico? Básicamente, al tener una solución integral para airear la casa no necesitamos abrir las ventanas para tener exactamente el caudal de aire que necesitamos. Es más, la mejor ventilación se obtiene precisamente sin abrir las ventanas.

Además, mediante aislamiento y ventilación mecánica obtenemos aire filtrado, limpio y sin las impurezas de la calle. También eliminamos el aire viciado y evitamos problemas como la humedad o el moho. Se trata de soluciones que requieren de una edificación inteligente, pero que nos generan un ahorro enorme durante toda la vida útil del hogar. Además de proteger el medio ambiente.

 

¿Qué hacer para mejorar el aislamiento en el hogar?

 

aislamiento en el hogar

En caso de que tengamos una vivienda antigua, sin aislamiento ni que fuera construida teniendo en cuenta la protección frente a los cambios de frío y de calor, también podemos optar por mejorar la sensación térmica sin tener que dejarnos una fortuna en la factura de la luz.

Ahora que viene el verano, de cara a los días de calor y si no tienes un sistema de ventilación apropiado te recomendamos que abras las ventanas solo por la noche. Durante el día, aunque pueda parecer que entra aire de la calle, se trata de aire muy caliente y solo haría que nos sintiéramos menos cómodos. A la noche, en cambio, las ventanas introducen aire de la noche que refrescará las estancias.

Es necesario el uso de toldos, persianas o cortinas. Al no tener aislamiento térmico, lo único que podemos hacer es evitar que el sol caliente directamente las paredes. Con un toldo el calor se queda mayoritariamente en la tela y las paredes se calientan menos. Con las ventanas podemos usar persianas o cortinas.

Hay que tener en cuenta que, en verano, todo foco de calor repercutirá negativamente en nuestro confort y en la sensación térmica. El número de personas en el hogar, los electrodomésticos conectados o el uso de agua caliente se notan y es necesario evitarlo siempre que se pueda.

Y si nos planteamos una reforma en el hogar para soportar mejor el paso del invierno y del verano, antes que optar por sistemas de climatización más potentes merece la pena apostar por el aislamiento térmico con mejores ventanas, puertas o remodelaciones. Junto a ello, el uso de un sistema de ventilación mecánico sería lo recomendable.