Síndrome de la oficina enferma: mala respiración en el trabajo
La mayoría de los trabajos en la actualidad se desarrollan en interiores, y muchos de ellos en oficinas. El confort y también la salud son primordiales en una de las actividades que más tiempo nos ocupan en nuestro día a día. Y sin embargo, cerca de la mitad de los españoles que trabajan frente a un ordenador sufren problemas por lo que se conoce como el síndrome de la oficina enferma. Una patología que afecta a los edificios, pero cuyas repercusiones pagan los trabajadores.
Si tu empleo es frente a un ordenador en un entorno cerrado y padeces dolores de cabeza, conjuntivitis, problemas en la piel o simplemente te cuesta mucho concentrarte, quizás estás sufriendo las consecuencias del síndrome de la oficina enferma. Un trastorno que, según el Instituto de Biomecánica de Valencia, afecta a entre el 50% y el 60% de los oficinistas españoles. ¿La solución? Básicamente mejorar el aire que se respira, la climatización, la luz solar y otros factores como puede ser la postura en la que nos sentamos.
Primero de todo, ¿cómo podemos definir al síndrome de la oficina enferma? Siguiendo la definición que otorga la Organización Mundial de la Salud, se trata de un conjunto de «enfermedades originadas o estimuladas por la contaminación del aire en espacios cerrados». Según la propia OMS, los edificios enfermos acostumbran a tener unos mismos problemas: mala ventilación, tomas de aire imprecisas, construcciones de mala calidad, moquetas y cortinas con tejidos que almacenen el polvo o simplemente esos lugares cuyas ventanas no se abren pero que tampoco eliminan el aire de baja calidad.
Una de las maneras más sencillas de detectar que existen problemas en una oficina es analizar el calor y el frío ambiental. Si en verano es necesario usar ropa que abrigue porque el equipo de aire acondicionado crea demasiado frío, o si en invierno se pasa mucho calor debido a la calefacción, sin duda estamos en una situación errónea que podrá provocarnos problemas de confort y salud.
Podríamos resumir las principales causas de la aparición del síndrome de la oficina enferma con lo siguiente:
- Contaminación en interiores. Si se crean humos o se utilizan productos químicos en la limpieza, el ambiente se ensuciará y generará polución.
- Olores. El mal olor es indicativo de una mala calidad del aire, que puede ser perjudicial para la salud.
- Campos Electromagnéticos. Es importante tener en cuenta las instalaciones electrónicas para ello.
- Iluminación deficiente. Es imprescindible que la luz solar penetre en el interior del edificio y que en las horas de noche no exista ni penumbra ni un exceso de luz artificial.
- Ruido. La contaminación acústica también puede ser un problema dentro de la oficina.
- Temperatura elevada en invierno. El calor artificial nos provoca malestar y dolor de cabeza, además de sensación de desorientación.
- Inadecuada renovación del aire. Se trata del elemento más importante; no podemos dejar de lado la renovación del aire y eliminar el aire viciado de las oficinas.
- Bajo o alto porcentaje de humedad relativa. La cantidad de vapor de agua en el aire influye negativamente en nuestro bienestar.
- Ventilación insuficiente. Un sistema de ventilación mecánico puede resolver la mayoría de problemas de las oficinas enfermas.
Es importante tomar conciencia de todos estos problemas en las oficinas para poder disfrutar de un ambiente saludable y cómodo.
Los problemas que puede causar el síndrome de la oficina enferma
Muchos piensan que algunas empresas pueden no tener en cuenta el síndrome de la oficina enferma porque imaginan que no les afecta directamente, pero nada más lejos de la realidad. Un edificio enfermo disminuye la productividad y empeora el rendimiento laboral. Los principales problemas derivados de este mal que sufren los empleados son los siguientes:
- Cansancio y un estado de decaimiento general.
- Problemas respiratorios o de alergia.
- Secreciones nasales o dolor en los ojos.
- Dificultades en la respiración y resfriados constantes.
- Irritación en la piel o incomodidad constante.
- Dolores de cabeza o desorientación.
- En casos extremos, náuseas y gran malestar.
- Modificaciones en el sentido del gusto o el olfato debido al humo acumulado.
- Bajas laborales producidas por gripes o resfriados comunes.
- Déficit de concentración y complicación para centrar la atención.
- En casos extremos, depresión e insomnio son dos dolencias que pueden llegar a aparecer.
Normalmente, cuando en una oficina es común que un catarro afecte a varias personas suele ser por una mala ventilación o una escasa renovación del aire. Los gérmenes se instalan en ambientes cerrados en los que el aire no es renovado constantemente. Y ese es uno de los principales males del síndrome de la oficina enferma. Si se logra una mayor renovación del aire y se opta por una buena ventilación, los gérmenes y las bacterias desaparecen del entorno laboral. Para ello, es imprescindible darle más importancia a la ventilación que a la climatización tradicional, que es lo que suele priorizarse en los entornos laborales de oficinas.
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