Radón, un gas perjudicial para nosotros y nuestros edificios
No es muy conocido ni su nombre suele sonar demasiado. Además, es invisible y tampoco huele. Sus devastadores efectos, en cambio, se hacen visibles cuando la exposición es larga en un hogar. Es el gas radón, no muy conocido pero, según la Organización Mundial de la Salud, la segunda causa de muerte por cáncer de pulmón. Se calcula que el radón puede ser el culpable de hasta un 14% de este tipo de tumores malignos.
El problema del gas radón es que este veneno se encuentra en muchas casas, en edificios y en sótanos. Pero, ¿qué es exactamente y cómo podemos prevenirnos?
Este gas se produce del uranio que se encuentra en el suelo normalmente. Al desintegrarse, se transforma en radio y se queda en el suelo. Pero al desintegrarse se convierte en gas, en radón. Y este nocivo contaminante es capaz de llegar a nosotros hasta almacenarse en nuestro sistema respiratorio y producir radiación.
En España, el radón se encuentra bastante extendido. Según fuentes institucionales del Consejo de Seguridad Nuclear, Galicia y parte de Castilla y León son dos de las autonomías más afectadas. Extremadura, Madrid y parte de Castilla La Mancha también tienen altos índices de radón.
El conocimiento de la existencia de este gas es relativamente nueva y data de mediados del pasado siglo. Si bien incluso en una baja concentración puede tener demasiados riesgos, en lugares de afectación media el riesgo de cáncer de pulmón es muy elevado. Además, la exposición al radón es especialmente dura en fumadores. Según nuevamente la Organización Mundial de la Salud, quien fuma tiene un riesgo de cáncer por radón unas 25 veces mayor que el de los no fumadores.
En viviendas, el gas radón puede aparecer tras haberse almacenado en el suelo donde se asiente el edificio. También en las paredes, en el techo e incluso en las tomas de agua. Puede entrar en el hogar por cualquier abertura, desde una puerta hasta una diminuta fisura.
No solo afecta negativamente a los seres vivos. Este gas radiactivo debilita los edificios y puede producir lo que se conoce como «edificios enfermos». Aquellos en los que se estima que los habitantes del recinto pueden sufrir algún problema de salud por sus debilitadas condiciones de habitabilidad.
Detectar el gas radón en nuestros edificios
Para poder detectar este gas que, además, es muy difícil de descubrir si ha afectado a nuestro hogar, antes hemos de saber por qué acaba entrando en nuestras casas.
Los espacios cerrados son un problema para el gas radón. Si bien los edificios públicos y los hogares no son los espacios donde hay mayor afectación -eso es en subterráneos- , sí que puede alcanzar niveles más que preocupantes. Al estar siempre cerca del suelo, los niveles de radón más altos se encuentran en sótanos y bodegas, pero también en bajos. Todo lo que esté en contacto con el suelo tiene una mayor afectación.
Igualmente, puede el gas filtrarse a través de los materiales de construcción. Por las paredes, puede ascender hacia estancias más elevadas. Según la Organización Mundial de la Salud, la concentración de radón en una vivienda dependerá de:
- El uranio contenido en las rocas y en el terreno del suelo donde se encuentra el edificio.
- Las filtraciones que el radón pueda encontrar para expandirse.
- La renovación del aire interior, por lo que la ventilación del recinto será primordial.
Teniendo en cuenta estos factores, podemos ver qué se necesita para luchar contra este gas. Para poder detectarlo, existen tres métodos científicos. El más sencillo es uno instantáneo, que permite conocer las rudas de entrada del radón a partir del suelo. La ayuda profesional es importante en este caso. De ello hablamos también en el siguiente vídeo:
Para poder protegerse contra una posible entrada de gas radón, la Organización Mundial de la Salud ofrece una serie de recomendaciones:
- Mejorar la ventilación. Tanto en la zona del subterráneo de la vivienda como en todas las estancias.
- Los sistemas de extracción mecánica en el sótano pueden extraer el radón en lugares que se consideren de alta concentración.
- Ha de taparse toda filtración que pueda producirse desde el sótano. Cualquier pequeña fisura puede ser letal para la entrada del gas. Puede despresurizarse el espacio entre el suelo del edificio y el terreno para ayudar a que el gas no se expanda por las habitaciones.
- Las paredes han de sellarse correctamente.
Instalar un apropiado sistema de ventilación es una opción muy apta para poder combatir el radón. Recordemos que es un gas muy difícil de detectar que se filtra en nuestras estancias y se queda dentro. Por ello, una solución de extracción del aire dentro del hogar puede ayudarnos a combatir este mal.
El gas radón es un veneno que afecta a muchísimas personas y que ha de tenerse en cuenta. En las autonomías donde hay una mayor afectación y en viviendas con sótanos o contacto con el suelo, es muy importante tener esto presente. Como solicita la Organización Mundial de la Salud, hemos de minimizar las posibilidades de que este gas entre en nuestros hogares.
Deja un comentario
No hay comentarios
Todavía no hay ningún comentario en esta entrada.