Por qué la ventilación forzada se ha vuelto tan importante en espacios interiores. De hecho, se ha considerado como una herramienta fundamental para prevenir el contagio de COVID-19 en interiores. Pero ¿por qué? A continuación, expondremos las razones de su importancia en la actualidad, ya que van mucho más de esta enfermedad.

¿Qué es y cómo funciona la ventilación forzada?

Empecemos por lo más sencillo, que es explicar este concepto. Concretamente, la ventilación forzada o mecánica es un proceso mediante el cual se sustituye el aire del interior de un inmueble por aire procedente del exterior. En muchos hogares, esta acción se puede hacer abriendo las ventanas, aunque en otras es imposible.

El funcionamiento de la ventilación forzada en viviendas es bastante simple. Por un lado, el sistema captura el aire del interior mediante un extractor y, posteriormente, lo expulsa fuera. Por otro, capta aire del exterior, lo hace pasar por una serie de filtros para eliminar sus impurezas y sustancias nocivas y lo introduce en la vivienda.

La importancia de la ventilación forzada cuando la natural no es suficiente

El aire del interior de cualquier inmueble se vicia en pocas horas si no se renueva. Esto se produce por muchas razones. Por ejemplo, el mero hecho de que haya personas y animales en él ya es suficiente. El dióxido de carbono que emitimos al respirar desciende notablemente la calidad del aire.

Tras la pandemia de coronavirus, muchos expertos alertaron de que la falta de ventilación era clave para explicar los contagios. Las partículas de SARS-CoV-2, al igual que de otros muchos virus que causan patologías respiratorias, pueden producir contagios por vía aérea. Cuanto más tiempo pase una persona no contagiada junto a alguien que sí lo está en un espacio no ventilado, más posibilidades existen de que contraiga la enfermedad.

Pero hay más. Por ejemplo, no es extraño que en los cuartos de baño sin ventanas se genere moho a causa de la condensación. También resulta habitual que se produzcan malos olores e, incluso, que las personas que lo utilicen de forma prolongada sufran episodios de alergia muy fuertes. Y por si fuera poco, la falta de ventilación puede traducirse en mayor sequedad ambiental y, por lo tanto, en problemas en las vías respiratorias.

En muchos casos, es suficiente con abrir las ventanas para renovar el aire y solucionar estos problemas. Sin embargo, no siempre es posible, por lo que conseguir una ventilación forzada se antoja imprescindible. Eso sí, su elección ha de depender de las características del inmueble, de su superficie y del uso que se le dé. Estos son los datos que nos permitirán determinar cuantos metros cúbicos de aire debe renovar cada hora.

Así pues, los sistemas de ventilación forzada reducen los niveles de CO2, regulan la humedad y solucionan todos los problemas descritos anteriormente. No obstante, van un paso más allá, ya que, por ejemplo, también eliminan los agentes contaminantes que se cuelan por las ventanas y ayudan a mantener la temperatura. De hecho, mediante intercambiadores de calor, son capaces de reducir las pérdidas de energía del aire acondicionado y la calefacción en torno a un 80 %.

En definitiva, la ventilación forzada juega un papel clave en nuestro día a día actual. Es más, si no fuera por este tipo de sistemas, sería imposible asegurar la calidad del aire en muchos espacios interiores. No solo hablamos de bares, locales comerciales y fábricas, sino también de viviendas. En ese sentido, saber qué pasa si el aire del hogar no se ventila correctamente es el primer paso para comprender que su instalación, en muchos casos, resulta imprescindible.