Contaminación de interiores

¿Qué importancia tiene la contaminación de interiores en nuestra salud? Pues mucha más de lo que suele pensar mucha gente. Ahora mismo, que hemos tomado conciencia de los peligros que supone la polución exterior y que cada día existen más restricciones al uso del coche o de los combustibles fósiles, la población se ha dado cuenta del problema real que supone el hecho de contaminar. Sin embargo, no es tan habitual que se sepa que, en las ciudades, los edificios son los principales emisores de sustancias contaminantes al aire.

Si lo que producimos en nuestros hogares y centros de trabajo supone el mayor número de sustancias contaminantes que lanzamos al aire de nuestras ciudades, ¿no serían los lugares cerrados también un foco de contaminación? Sin duda. Es muy común obviar la calidad del aire que respiramos dentro de casa, pero la mayoría de problemas respiratorios ocurren por dejar que nuestros interiores se contaminen.

Cocinar sin abrir las ventanas, utilizar productos químicos en la limpieza sin tener en cuenta si se está ventilando, el uso de aerosoles o simplemente dejar una acumulación de polvo son fenómenos que pueden provocar que acabemos por respirar aire viciado, y eso supone un problema importante para nuestra salud.

Algunos datos a considerar para entender la peligrosidad de la contaminación de interiores son los siguientes:

  • Más de 3.000 millones de personas en todo el mundo calientan sus hogares y cocinan en interiores con soluciones de combustión. Por ejemplo, se trata de las estufas de leña o las cocinas de carbón, entre otras soluciones.
  • Más de cuatro millones de personas mueren cada año de manera prematura debido a enfermedades que se atribuyen a la contaminación de interiores y al aire viciado, que aparece debido al uso de combustibles para realizar el cocinado.
  • El mismo aire contaminado en interiores es responsable de alrededor de 3,8 millones de fallecimientos prematuros debido a la aparición de enfermedades no contagiosas, como son los accidentes cerebrovasculares, la cardiopatía isquémica, la neumopatía obstructiva crónica o el cáncer de pulmón.
  • De entre todos los menores de cinco años que mueren por neumonía, más de la mitad lo hace debido a haber inhalado partículas de aire contaminado en casa.

Estas graves consecuencias son habitualmente originadas por las pequeñas partículas -que hoy en día denominamos PM2.5- y por otros contaminantes que igualmente inflaman las vías respiratorias y los pulmones. La exposición continuada a este humo recorta la capacidad de nuestro organismo de oxigenar la sangre, y además debilita enormemente nuestro sistema inmunológico.

Respirar un aire de mala calidad en interiores, sumado a una mala dieta, el consumo de tabaco o una falta de ejercicio físico, puede desembocar en neumonías y otro tipo de problemas respiratorios. La propia Organización Mundial de la Salud recomienda fervientemente que en los hogares de todo el mundo se evite el uso de combustibles para el cocinado o la climatización, pero también que se frene el consumo energético. En cualquier casa, aunque no se use combustible, es posible que se genere una masa de aire viciado o de alta humedad que acabe afectando a la salud de las personas.

 

¿Cómo combatir la contaminación de interiores?

 

Los riesgos para la salud derivados de la contaminación de interiores son notables y ya los hemos comentado. Por eso, es importante combatirlos en casa para evitar problemas de salud. ¿Cómo podemos hacerlo?

La manera más eficiente es ventilando las estancias. Y, para lograr los mejores resultados, es mejor utilizar sistemas de ventilación mecánica. Pero en aquellos hogares en los que no se disponga de algún mecanismo de ventilación -más de dos terceras partes de los edificios en España tienen más de 30 años- también podemos optar por lo siguiente:

  • Abrir las ventanas. Se considera que para airear una estancia no es necesario más que de diez a 15 minutos, pero es importante que el aire corra el mayor tiempo posible.
  • Utilizar extractores de baño en los lavabos, al menos durante los momentos en los que la luz está encendida. Son económicos y de muy fácil instalación.
  • Al cocinar, utilizar la campana extractora diez minutos antes del cocinado y otros diez después, además de durante todo el proceso.
  • Cada vez que limpiemos la casa o que cocinemos, es ideal abrir las ventanas un cuarto de hora antes y dejarlas hasta al menos diez minutos después de acabar.
  • Podemos hacernos con un deshumidificador para eliminar los excesos si vivimos en zonas de costa.
  • El uso de ventiladores puede ayudarnos igualmente, sobre todo si apuntan hacia las ventanas para extraer el aire.
  • Estar atento a los malos olores, son el indicativo de que algo no funciona en el aire de casa.

La mejor solución será siempre la instalación de un sistema de ventilación mecánico, entre los que destacan los de doble flujo. Estos son capaces de extraer el aire de manera automática e impulsar aire renovado y filtrado previamente.