Confort térmico, ¿cómo climatizar de manera eficiente?
Encontrar la fórmula correcta que nos dé el mejor confort en el hogar es algo que no es fácil, pero que sin duda merece la pena lograr. Nuestro bienestar, el rendimiento que podamos disfrutar a nivel laboral o incluso nuestro buen humor son aspectos que se verán condicionados por las condiciones climáticas de nuestras casas. Y en ello influye notablemente el confort térmico, que se basa en las necesidades de los hogares de alcanzar una situación en la que estemos cómodos a nivel de temperatura, pero también de humedad, calidad del aire y otros factores.
El confort térmico -que en términos técnicos suele denominarse como confort higrotérmico– se define, de manera sencilla, como la ausencia de malestar térmico. Así lo definen los organismos públicos y las administraciones. Pero, por supuesto, va mucho más allá y es considerado un parámetro de control fundamental en la habitabilidad de las estancias interiores. Ya sean personales o profesionales.
En décadas pasadas, la búsqueda de confort en el hogar en relación a la temperatura y las condiciones del aire se basaba únicamente en instalar sistemas tradicionales de climatización, como son el aire acondicionado o la calefacción. Sin importar demasiado la calidad del aire interior -que nos afecta de muchas maneras-, cuando si lo que respiramos es de mala calidad estaremos poniendo en riesgo nuestra salud.
Esa errónea búsqueda de un confort térmico apostando solo por la climatización tradicional podía llevar incurrir además en grandes gastos energéticos, ya que no se tenía en cuenta una correcta construcción del hogar para mantener el calor en invierno y evitar su entrada en verano. Es por ello que muchos hogares españoles están afectados por la pobreza energética, en el sentido de que la inversión que precisan para climatizar el hogar es demasiado elevada debido a una construcción deficiente del edificio.
En este aspecto, ¿qué significa gozar de un buen confort térmico y qué necesitamos saber?
Condiciones para lograr un óptimo confort térmico
El confort higrotérmico hace que descansemos mucho mejor, con un sueño más reparador. También que nos sintamos más productivos y que seamos más optimistas. Elimina la irritabilidad y además ayuda a nuestra piel a sentirse rejuvenecida.
¿Qué factores son los que influyen para lograr un buen confort térmico? El primero es la sensación de confort de manera natural. Con ello nos referimos a que no hemos de ir a contracorriente y tratar de pasar calor en invierno y frío en verano. Lo ideal es que al vestir con ropa ligera y cómoda nos sintamos bien, pero siempre en función de la estación del año.
- Temperatura del aire. Se trata del factor más notable, pero no el único a tener en cuenta. Debería estar entre los 20ºC y los 25ºC dependiendo de la estación en la que nos encontremos.
- En invierno es ideal estar cerca de los 20ºC, ya que acostumbramos a vestir con ropas más gruesas y con más prendas que en los meses cálidos.
- En verano, lo ideal es rondar los 25ºC, sin bajar más allá.
- El gradiente térmico vertical no debe superar los 3º Kelvin. ¿Qué significa esto? Básicamente, que no podemos tener los pies muy fríos y la cabeza caliente. En realidad, ha de ser al revés. Y para eso es preciso confiar en diferentes soluciones de renovación del aire como son los sistemas de ventilación mecánicos.
- La humedad en el ambiente es casi tan importante como la temperatura, ya que en valores muy elevados o demasiado bajos modificará la forma en cómo sentimos el calor y el frío. La humedad relativa ha de ser de un 30% a un 40% como mínimo y de un 60% a un 70% como máximo.
- El movimiento del aire es importante también. Normalmente, que las corrientes de aire en interiores sean de 0,1 a 0,2 m/s nos dan una buena sensación de bienestar. Sin embargo, si esos movimientos transportan aire muy frío serán poco agradables. Para ello, es importante renovar el aire con un sistema de ventilación y tener en cuenta que tener un ventilador muy fuerte, si bien puede parecer agradable al principio, no juega en favor de nuestro confort higrotérmico.
- La temperatura radiante media también es importante. Se trata del calor emitido en forma de radiación por elementos del entorno, junto a la media de las temperaturas en el ambiente. Se ha de garantizar una temperatura prácticamente igual cerca del foco de calor que lejos.
Todo ello nos ayudará a tener un mejor confort en el hogar y a disfrutar de un buen bienestar. No basta con tener un sistema de climatización, sino que hay que lograr que, en invierno y en verano, disfrutemos de la misma sensación térmica de bienestar.
¿Por qué buscar la naturalidad en el confort higrotérmico?
Muchos hemos sufrido los efectos en oficinas y lugares de trabajo donde en verano tenías que llevar chaqueta y en invierno manga corta. Esa es una mala sensación térmica, puede producir enfermedades y es negativa para nuestro cuerpo.
Además, entra en juego algo que hemos comentado previamente, el gradiente térmico vertical. El aire frío, si no está en movimiento, suele alojarse en la parte inferior de las estancias. Y el aire caliente en la parte superior. Los seres humanos necesitamos tener la cabeza refrigerada y los pies calientes, y para ello es muy importante esa renovación del aire.
- Los sistemas de aire acondicionado insuflan aire frío, pero no renuevan el aire, así que suele instalarse cerca de nuestros pies, cuando lo que necesitamos es sentirnos cómodos en la zona media superior de nuestro cuerpo.
- La calefacción crea un aire caliente que suele instalarse en la parte elevada de la estancia, cuando nosotros lo que necesitamos es mantener calientes nuestros pies.
Es por ello que, para lograr un verdadero confort térmico, es necesario apostar por sistemas de ventilación mécanicos y también por una estructura diferente de los hogares.
Por ejemplo, en las casas sostenibles -como los Edificios de Consumo Casi Nulo que serán obligatorios a partir de 2020- se estiman unos valores de este tipo:
- Temperatura en las estancias: de 18ºC de mínima en invierno a 26ºC de máxima en verano.
- Temperatura radiante media superficie del local: de 18ºC de mínima en invierno a 26ºC de máxima en verano.
- Velocidad del aire dentro de las estancias: que no supere los 2 m/s.
- Humedad relativa en el ambiente: entre 40% y 65%.
Estos valores de temperatura entre 18ºC y 26ºC son el baremo más amplio, pero en dormitorios y lavabos es importante no llegar a ambos extremos en caso de enfermedad.
¿Cómo lograr un buen confort térmico en el hogar?
El confort térmico, como hemos comentado, no depende simplemente de utilizar sistemas de climatización. Igual que es contraproducente vestir de verano en invierno y malgastar suministros ante lo que sería una situación poco natural. Porque la comodidad higrotérmica busca la misma naturalidad que existe en esos días de tregua en los que no hace ni frío ni calor, y en los que las condiciones de humedad son las correctas.
Lo primero que sería necesario para lograr un buen confort térmico es contar con una construcción en nuestros hogares y trabajos que busque una estanqueidad, para evitar la entrada de frío y de calor. El principal enemigo de nuestra comodidad es el clima extremo de los meses más cálidos y más gélidos. Y antes que necesitar la introducción de calor o frío, es preciso evitar que se cuelen climas no deseados.
Las casas y construcciones más viejas son las que sufren más, por lo que frente a la búsqueda de un verdadero confort térmico es muy buena idea plantearse una reforma integral. Las ventanas, las puertas, las paredes y los techos necesitan ser más herméticos, y eso es algo que no se hacía hace algunas décadas al construir edificios.
Una reforma integral de un edificio o de una estancia haría que mejorara el confort térmico en gran medida. Sin embargo, no es la única medida que podemos tomar.
Para poder garantizar el mejor confort higrotérmico es preciso contar con un sistema de ventilación mecánico de doble flujo. Con ello:
- Se produce una renovación del aire, por lo que el problema del aire estancado se resuelve.
- Gracias al mismo sistema, es posible que en toda la estancia se disfrute del mismo grado de temperatura y humedad. No hace calor o frío cerca de la unidad de climatización.
- Es posible introducir aire frío en verano y cálido en invierno extrayéndolo directamente desde el exterior. Esto es posible gracias a una bomba de calor, que atempera el aire introducido. Funciona en los meses fríos y cálidos.
- Se evita la entrada de contaminantes y de partículas nocivas, gracias a filtros de aire. Eso hace que tengamos un aire de mayor calidad, por lo que nuestro confort en el hogar es mayor.
- Elimina los excesos de humedad cuando es necesario, de manera automática. No hemos de preocuparnos por nada, ya que el propio sistema es capaz de todo ello.
El confort térmico en el hogar depende de muchos factores, pero ante todo hay que tener presente que es un conjunto de factores. Entre ellos, el sistema de ventilación y la forma en que se haya construido el edificio influirán notablemente. También podemos usar humidificadores para los climas más secos o apostar por cubiertas y fachadas ventiladas que nos hagan la vida más fácil.
Desde luego, hemos de evitar los casos en los que se usa en exceso los sistemas tradicionales de climatización, ya que eso nos da calor o frío pero no garantiza ningún confort térmico. Porque lo principal es protegerse frente a las inclemencias climáticas y contar con una renovación del aire que, además, nos ayudará en nuestra salud.
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