difusor

Para entender por qué es necesario emplear un difusor, o varios, para alcanzar un sistema de ventilación eficiente es necesario profundizar en el concepto de rehabilitación térmica. Esta consiste en la incorporación de un núcleo de aislamiento térmico en todos los cerramientos de fachada. El beneficio que aporta este tipo de rehabilitación se basa en una notable reducción del consumo energético del inmueble. Las pérdidas de calor y de frío a través de los cerramientos exteriores se reducen drásticamente, lo que conlleva un notable ahorro en el consumo de electricidad.

Una intervención de este tipo con un coste intermedio se amortiza en un plazo de entre 5 y 7 años. También se elimina la posibilidad de que aparezcan humedades y moho en el interior de la vivienda y se aumenta notablemente su aislamiento acústico, evitando el ruido procedente del exterior. La intervención en viviendas existentes mediante una rehabilitación térmica supone un ahorro energético a nivel nacional. No conviene olvidar que el 20% de toda la energía consumida en nuestro país se emplea en los edificios de viviendas.

Cuando el edificio tiene más de 30 años de antigüedad, este tipo de rehabilitación se hace especialmente necesaria, ya que estos inmuebles no suelen disponer de aislamiento térmico en los cerramientos de fachada. La primera norma redactada en este sentido data del año 1979. En ese año entró en vigor el Real Decreto 2429/79, por el que se aprobaba la Norma Básica de la Edificación NBE-CT-79 sobre las “Condiciones Térmicas en los Edificios”. Las rehabilitaciones térmicas deben abarcar los siguientes elementos:

  • Aislamiento de fachadas: debe realizarse en muros y ventanas, bien sea por el exterior, el interior o inyectando el aislamiento dentro de los muros. Los vidrios también pueden sustituirse por otros con propiedades aislantes, doble acristalamiento con cámara de aire y rotura de puente térmico.
  • Aislamiento de la cubierta: la incorporación del aislamiento térmico se hace en función de su composición. Puede colocarse entre tabiquillos, vigas de madera o rastreles. El aislamiento térmico debe estar compuesto preferiblemente por paneles rígidos machihembrados sobre los que se puede colocar fácilmente el  material de acabado de la cubierta.
  • Aislamiento de suelos y techos: el aislamiento debe colocarse en techos que separan espacios habitables y en suelos en contacto con en terreno o con el aire exterior.
  • Aislamiento de tabiques interiores y de separación entre viviendas: se debe incorporar aislamiento térmico en tabiques de separación entre viviendas o tabiques medianeros, y en aquellos que separan la vivienda de espacios comunes como cajas de escalera, ascensores o descansillos. En estos casos se suele trasdosar un tabique de cartón yeso con material aislante.
  • Aislamiento de tuberías: es recomendable incorporar aislamiento térmico alrededor de las tuberías de calefacción, agua caliente sanitaria o acumuladores térmicos. De esta forma se evitan pérdidas de calor en el trasporte de agua caliente y posibles condensaciones en las conducciones de agua fría.

 

Una rehabilitación térmica debe venir acompañada de un sistema de ventilación eficiente para conseguir de esta forma la máxima eficiencia energética en el acondicionamiento de la vivienda. Es especialmente importante utilizar difusores de aire cuyo diseño e instalación garanticen la eficiencia energética de toda la instalación de ventilación. Los difusores motorizados inciden en este aspecto al incorporar un sistema de control del paso de aire hacia el interior, mediante la apertura y el cierre de una compuerta motorizada anexa al difusor. Esta compuerta se activa en función de las necesidades térmicas y de ventilación de los espacios interiores.

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