Recomendaciones para sistemas de la ventilación de espacios interiores

 

El estallido de la COVID-19 a principios de 2020 marca un antes y un después de forma profunda en multitud de aspectos esenciales de nuestra sociedad: la revalorización de la ciencia, nuevas formas de consumo y comunicación, la ventilación de espacios interiores o una mayor atención a la salubridad de nuestro entorno son solo algunos de los cambios que han llegado para quedarse. Y es que solo en nuestro país, hemos superado ampliamente los 10 millones de infectados y 100.000 fallecidos, cifras para la Historia.

Uno de los aspectos fundamentales y de mayor preocupación durante la crisis pandémica ha sido garantizar la calidad del aire en espacios interiores y su correcta ventilación, puesto que un elevado porcentaje de contagios se ha producido en espacios cerrados como viviendas, centros comerciales, oficinas y centros de trabajo o edificios públicos. Desde el blog de Siber queremos responder a la siguiente pregunta:

¿Qué prácticas debemos mantener una vez superada la pandemia?

 

La importancia de los aerosoles

Según un estudio publicado por la Organización Mundial de la Salud, los habitantes de sociedades modernas ocupan hasta el 90% de su tiempo en espacios cerrados. En este sentido, el conjunto de la sociedad ha tomado conciencia de la importancia de los aerosoles, que son aquellas partículas o gotitas que expulsamos al hablar, toser o estornudar y que son un vehículo de transmisión de virus. Estos, especialmente en espacios interiores, tienen una alta capacidad de entrar en otros organismos con mayor facilidad y propagar distintos tipos de enfermedades. Según la guía publicada por Acetyr, “se debe acometer con urgencia la reforma de las instalaciones térmicas de los edificios de forma que se aseguren los caudales de ventilación mínimos que garanticen la salubridad del aire interior y minimicen el riesgo frente al contagio de esta enfermedad y de otras que pudieran venir en el futuro por la vía aérea.

La ventilación es necesaria para eliminar compuestos producidos en los espacios ocupados como CO2, humedad, polvo, bioefluentes, microorganismos y compuestos orgánicos volátiles (COV). La pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de ventilar correctamente locales comerciales, oficinas, escuelas, etc. Además, sirve para evitar contagios de otras enfermedades como la gripe, además de mejorar la salubridad de los espacios interiores con las ventajas que conlleva en cuanto a confort, bienestar, productividad y salud de las personas”.

 

Recomendaciones para sistemas de la ventilación de espacios interiores 

 

El organismo asimismo realiza las siguientes recomendaciones en materia de instalación y mantenimiento de sistemas de ventilación en edificios:

 

  • Para aquellos espacios equipados con sistemas de ventilación mecánica, la recomendación es operar a tiempo completo. En edificios sin actividad, no se recomienda apagar la ventilación siendo preferible un funcionamiento a velocidad reducida.

 

  • Como norma general, lo razonable es proporcionar tanto aire exterior como sea posible y una distribución no concentrada de los ocupantes para mejorar el efecto de dilución de la ventilación.

 

  • En edificios sin sistemas de ventilación mecánica, se recomienda el uso activo de ventanas practicables 15 minutos antes de su uso. Esta medida es extensible a edificaciones con ventilación mecánica.

 

  • La transmisión de partículas de virus a través de dispositivos de recuperación de calor no es un problema cuando un sistema HVAC está equipado con una unidad de doble batería u otro dispositivo de recuperación de calor que garantice una separación del aire del 100% entre el retorno y el de impulsión.

 

Por su parte, el ministerio de Sanidad explica que para reducir el riesgo de transmisión de patógenos mediante aerosoles en ambientes interiores es efectivo mejorar la ventilación. Para comprobar la renovación de aire en un lugar determinado se utiliza la tasa de ventilación del aire por hora (ACH, por sus siglas en inglés, de Air Changes per Hour). Para una misma tasa de emisión de partículas, el incremento del caudal de ventilación reduce la concentración de partículas en el aire por el efecto de dilución, y, por tanto, la probabilidad de riesgo de infección. En situaciones de alta transmisión, se debe valorar la priorización de la ventilación natural frente a las condiciones termohigrométricas necesarias para el confort térmico o a los requerimientos de eficiencia energética, hasta donde sea razonable.

 

Si la ventilación es forzada (mecánica), se ha de revisar la configuración del sistema para maximizar la cantidad de aire exterior y reducir la cantidad de aire recirculado. La tasa de ventilación aconsejada para conseguir una calidad de aire buena es de 12,5 litros /segundo y persona (L/s/p), que corresponden aproximadamente a 5-6 ACH. Esta tasa de ventilación puede conseguirse aumentando el caudal de aire exterior aportado por medios naturales (abriendo las ventanas y puertas durante el tiempo que se estime necesario según las características de cada espacio) o mecánicos, entre otras medidas. Si seguimos estas recomendaciones, no solo mejoraremos considerablemente la salubridad de nuestro entorno y nuestro bienestar, también estaremos mejor preparados para afrontar nuevas crisis pandémicas en el futuro.

Estamos mejor preparados para afrontar nuevas crisis pandémicas en el futuro.