temperatura en la oficina

Muchos han sufrido alguna vez los desfases de climatología en los centros de trabajo. En algunos casos puede entenderse, como cuando se trata de una zona de trabajo industrial con maquinaria pesada que emite muchísimo calor en pleno verano. Pero, en otras ocasiones, es un error evitable. Por ejemplo, cuando la temperatura de la oficina está en valores poco naturales. Esos en los que se pasa frío en verano y nos acaloramos en invierno.

Dichas situaciones son sin duda un sinsentido, ya que no podemos ir a trabajar en abrigo y jersey para luego necesitar algo de manga corta. Históricamente, a muchos les parecía un símbolo de confort, como aquellos que disfrutan de pasar frío en interiores en pleno verano.

Ante todo, hay que tener en cuenta que para el confort ambiental en un centro de trabajo hay tres factores clave: la iluminación, el ruido y la temperatura. Todos ellos han de cuidarse con mimo para que los empleados se encuentren en mejores situaciones, sean más productivos y estén más contentos.

Ahora mismo, en otoño, es normal que las temperaturas en las oficinas sean bastante agradables. Pero venimos del difícil verano y se acerca el invierno. Y la problemática se va de un extremo a otro, ya sea por exceso de potencia de los sistemas de climatización tradicionales como por falta de energía. Es algo muy a tener en cuenta, ya que la temperatura de confort en la oficina está enmarcada en la prevención de riesgos laborales. A partir de aquí, ¿qué recomendaciones encontramos para tener una temperatura de la oficina agradable que nos ayude a producir mejor y trabajar en condiciones?

Tal y como explica el Instituto Nacional de Seguridad en el Trabajo e Higiene, el confort térmico se alcanza cuando las personas que habitan una estancia no sienten ni calor ni frío, y que gozan de la temperatura más agradable para la tarea que llevan a cabo. ¿El problema? Que cada persona es un mundo y que siempre habrá alguien que no esté bien con lo de la mayoría. La subjetividad es grandiosa cuando se trata de algo así, por lo que según el mismo instituto se entiende que puede haber un margen de entre un 5% y un 10% de personas que no se encuentren satisfechas.

Para entender qué temperatura de la oficina es la adecuada hemos de entender que hay tres factores que influyen en ello:

  1. La temperatura operativa. Básicamente, el número de grados centígrados que se dan en un lugar.
  2. La velocidad del aire. Si el viento nos toca la sensación será de mayor frescura y menos calor.
  3. Humedad en el aire. El vapor de agua es algo que cambiará por completo nuestra sensación de bienestar.

Como hemos dicho, siempre habrá hasta un 10% de personas insatisfechas en una oficina con la temperatura en el lugar de trabajo, pero más o menos casi todo el mundo estaría satisfecho con unos valores más o menos así:

  • Durante el verano, que es cuando se hace uso de los equipos de aire acondicionado, la temperatura ideal se encontraría entre los 23 ºC y los 26 ºC.
  • En los meses de invierno, cuando es habitual encontrar sistemas de calefacción, el confort térmico se lograría más o menos entre los 20 ºC y los 24 ºC.

Dichas temperaturas, recomendadas por la misma institución, tienen en cuenta que los trabajadores están vestidos con ropa de algodón, calcetines, zapatos y ropa interior común.

 

La humedad y la velocidad del aire, claves en la temperatura ideal de la oficina

 

Ya hemos comentado que en una sensación térmica influyen otros factores más allá de la temperatura operativa, si bien se trata del factor más importante. Aun así, no es el único. Por ejemplo, la velocidad del aire también es de vital importancia, y podemos considerarla un arma de doble filo. Porque en verano puede resultar un alivio, pero en invierno empeora a las bajas temperaturas.

De esta forma, podemos decir que la velocidad del aire ideal en la oficina es de un máximo de 0,1 metros por segundo. A partir de este punto, ya empieza a afectar a los trabajadores, negativa o positivamente. Pero a la larga el viento y el aire en movimiento, si son a gran velocidad, llegan a ser muy molestos.

Con la humedad ocurre algo muy similar. Porque la humedad relativa del aire ha de situarse en nuestras oficinas entre un 30% y un 70%. Lo que acontece en las zonas costeras de España y donde se almacena muchísima humedad es que en verano se sufre más calor y en invierno el frío se cala en los huesos. La humedad puede hacer que los valores de la temperatura operativa se vean muy distorsionados. Igualmente, el aire acondicionado puede resecar el ambiente, y por ello se especifica que la humedad no baje del 50% si es posible.

Alcanzar la mejor temperatura de la oficina hará que los trabajadores operen mejor y que el confort sea máximo.