Reduce el consumo energético con una casa bioclimática
Uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta el sector de la construcción es cumplir con las exigencias marcadas en la DIRECTIVA 2010/31/UE DEL PARLAMENTO EUROPEO Y DEL CONSEJO de 19 de mayo de 2010 relativa a la eficiencia energética de los edificios. La implementación de estas directrices se traduce en un cambio de modelo. Los tradicionales procesos de diseño y construcción se ven, necesariamente, cuestionados y alterados. Se hace necesario, por lo tanto, un cambio de paradigma: pasar de la casa (ineficiente) convencional a la casa bioclimática.
Principios de la Directiva
La Directiva, en su artículo 9, establece que los Estados miembros de la Unión se comprometen a llevar cabo acciones y planes nacionales para garantizar lo siguiente:
• Que para el 31 de diciembre del año 2020, todos los edificios de nueva construcción han de ser ECCN (Edificios de Consumo Casi Nulo).
• Que para el 31 de diciembre de 2018, los edificios existentes de propiedad pública han de ser igualmente ECCN.
La Directiva estipula que se debe hacer un uso “eficiente, prudente, racional y sostenible de la energía”. Dado que el 40% del total de energía consumida en la Unión Europea se debe al consumo de los edificios, y a que el sector es un sector en continuo crecimiento, se ha de poner límites al consumo de energía (construyendo edificios eficientes y promoviendo el empleo de energías renovables).
En los puntos octavo y noveno de la Directiva, se hace especial hincapié en que las medidas implementadas para aumentar la eficiencia energética de los edificios han de tomar en consideración las condiciones climáticas, las particularidades locales, el entorno ambiental interior y la rentabilidad en términos de coste-eficacia. Asimismo, incide en la importancia de implementar sistemas pasivos de climatización (aire acondicionado y calefacción) en detrimento de los sistemas actuales (responsables de gran parte de la factura energética). De la misma manera, incide en el sombreado y la calidad del aire interior de los recintos. A todos los efectos, promueve una construcción basada en la casa bioclimática.
¿Qué es una casa bioclimática?
Una casa bioclimática toma en consideración las condiciones climáticas del lugar para sacar el máximo beneficio de los recursos naturales disponibles (energía solar, vegetación, lluvia, viento). De esta manera, se minimiza el impacto sobre el medio ambiente que el uso de los edificios genera, ya que se reduce el consumo energético. De igual manera, también invierte innumerables esfuerzos en conseguir el máximo confort térmico, la máxima iluminación natural y un aire interior de calidad libre de sustancias contaminantes (gracias a una adecuada ventilación y a la no presencia de materiales de construcción sintéticos causantes de la emisión de sustancias tóxicas).
Principios de la arquitectura bioclimática
La arquitectura bioclimática es aquella que busca el máximo confort térmico con el mínimo gasto energético. Para ello, tiene en cuenta los siguientes aspectos:
• Clima y condiciones del entorno (régimen de lluvias, radiación solar, humedad, vegetación, corrientes de aire…). Se tienen en cuenta las particularidades locales para sacar el máximo provecho de los recursos naturales.
• Diseño y geometría de la edificación. Se parte de un diseño y una geometría muy estudiados que se adaptan al terreno y a la buena orientación.
• Materiales. Se utilizan materiales naturales y autóctonos, de manera que se minimiza el impacto medioambiental tanto en la fase de construcción como durante el uso de la propia edificación.
• Energía solar. Se trata de aprovechar al máximo la radiación solar en climas fríos.
• Iluminación natural. Se procede a hacer un estudio pormenorizado para obtener un aprovechamiento máximo de la iluminación natural.
• Soluciones constructivas. Estudio detallado de las soluciones constructivas que pueden conllevar un ahorro energético (como por ejemplo, la construcción de muros de gran espesor para aumentar la inercia térmica).
• Sistemas de protección solar. Se prevé la instalación de sistemas de protección (vegetación, aleros, toldos, pérgolas…) para evitar el sobrecalentamiento.
• Aislamiento térmico. Se parte del principio pasivo de termo tradicional. De esta manera, se incrementar el espesor del aislamiento térmico de la envolvente para minimizar las pérdidas de energía a través de filtraciones de aire no deseadas. También se tienen en cuenta aislantes naturales como el propio aire (cámaras de aire de las fachadas).
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