ppm

En la legislación española y europea, el microgramo/metro cúbico es la unidad empleada para cuantificar la calidad del aire. Con esta unidad se miden muchos de los valores de referencia de gases nocivos presentes en el ambiente, como pueden ser los valores límite o los umbrales de información. Los contaminantes con más antigüedad en lo que se refiere a su estudio científico, como son el SO2 o los óxidos de nitrógeno se expresan en microgramo/m3. Sin embargo el monóxido de carbono (CO), es el único cuyos niveles de concentración se miden normalmente en miligramos/m3. Para otros contaminantes con porcentajes muy bajos de presencia en el aire como las Dioxinas o los Hidrocarburos Policíclicos Aromáticos, se utilizan submúltiplos todavía más pequeños que el gramo:

  • El nanogramo/metro cúbico (ng/m3): 1 nanogramo corresponde a 10 E-9 gramos.
  • El picogramo/metro cúbico (pg/m3): 1 picogramo corresponde a 10 E-12 gramos.

 

Partes por millón (ppm)

Partes por millón (ppm) es la unidad usada frecuentemente para medir el volumen que ocupan pequeñas cantidades de elementos (también denominados traza), dentro de una mezcla. Generalmente se refieren a porcentajes en peso en el caso de los sólidos, y en volúmenes en el caso de gases. Una ppm se utiliza para medir la calidad del aire. De esta forma, 5 ppm de CO equivalen a 5 unidades de volumen de CO por cada millón de unidades de volumen de aire, es decir 5 litros de CO en un millón de litros de aire.

Partes por billón (ppb) es una unidad empleada normalmente para medir la presencia de sustancias en pequeñas cantidades dentro de una mezcla. Como en las ppm suele referirse a porcentajes de peso en el caso de los sólidos, y en volumen en el caso de los gases. Por tanto, 5 ppb de NO equivalen a 5 litros de NO (monóxido de nitrógeno) por cada mil millones de litros de aire.

 

Eliminación de las partículas contaminantes del aire

La presencia de partículas contaminantes en el aire obliga a disponer de sistemas de ventilación híbrida o mecánica que garanticen la renovación constante del aire contaminado. La gran variedad de construcciones y las necesidades específicas de cada una de ellas disminuye la posibilidad de dar normas fijas en lo que se refiere a la disposición de los sistemas de ventilación. Sin embargo pueden darse una serie de principios generales para llevar a cabo su diseño e instalación:

  • Las entradas de aire deben estar diametralmente opuestas a la situación de los ventiladores, de forma que todo el aire utilizado cruce el área contaminada.
  • Es conveniente situar los extractores cerca del posible foco de contaminación, de manera que el aire viciado se extraiga sin atravesar el local.
  • Se debe evitar que el extractor se sitúe cerca de una boca de admisión o cualquier otra posible entrada de aire, con el fin de evitar que el aire expulsado vuelva a introducirse o que se formen bolsas de aire estancado en el local a ventilar.

 
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