rehabilitación eficiente

Según en Passivhaus Institute de Alemania, los edificios catalogados como passivhaus pueden llegar a reducir hasta en un 90 % su consumo energético en calefacción y refrigeración respecto de los edificios existentes, y en un 75% respecto de los edificios de nueva construcción.

La rehabilitación de los edificios es un factor clave para aumentar el ahorro energético y la sostenibilidad en el sector de la construcción. Para garantizar un alto nivel de eficacia y calidad en el proceso de rehabilitación conviene definir previamente una serie de fases para planificar la ejecución de una obra de rehabilitación.

 

Fases en la ejecución de una rehabilitación eficiente

En una primera fase se deben renovar aquellos elementos que más influyen en la demanda energética del edificio, sobre todo en lo que se refiere al consumo en calefacción y refrigeración. Para ello se añadirán energías renovables para la producción de calefacción, refrigeración, agua caliente sanitaria y electricidad. Es recomendable emplear calderas de condensación para la producción de agua caliente sanitaria (ACS). También se pueden instalar otro tipo de energías renovables como la energía geotérmica, sistemas de cogeneración o sistemas híbridos que incluyan uno que emplee energías de uso convencional junto con otro que utilice las renovables. Posteriormente, en una segunda fase, se deben sustituir las carpinterías exteriores por otras que tengan un alto nivel de aislamiento térmico y acústico, ya que esta es la zona de la fachada por donde se produce una mayor pérdida de energía.

En una tercera fase se pueden sustituir materiales constructivos convencionales por otros con propiedades fotovoltaicas. De esta forma todo elemento que forma parte de la fachada se convierte en una fuente de producción de energía para el consumo del edificio. La fachada fotovoltaica supone un notable avance en el auto-abastecimiento de un edificio con energía limpia y renovable. Se instala en la parte exterior de los cerramientos verticales, y se compone básicamente de una capa de aislamiento termoacústico donde se ancla la sub-estructura que soporta el material de acabado. Entre éste y el material aislante se genera una cámara de aire que en verano funciona con un efecto chimenea desplazando el aire hacia la parte superior y eliminando así el calor y la humedad. En invierno este mismo proceso permite aportar aire caliente al sistema de calefacción y de producción de ACS.

La incorporación de una cámara de aire entre el material de acabado y el cerramiento interior de la fachada, contribuye además a mejorar el comportamiento térmico del edificio. Al aumentar la inercia térmica de la envolvente exterior se reducen las perdidas de calor en invierno a través del cerramiento, facilitando así un notable ahorro energético.

Durante esta fase también se pueden incorporar a los sistemas constructivos, los lucernarios o muros cortina fotovoltaicos. El vidrio fotovoltaico semitransparente de tecnología de silicio amorfo, es capaz al mismo tiempo de producir electricidad y permitir la iluminación natural de los espacios interiores. Actúa como un filtro frente a la radiación infrarroja evitando el recalentamiento de los edificios, al reducir también la radiación ultravioleta hasta un 1%.

 

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