¿Qué es el estrés térmico y cómo puede afectarnos?
El estrés térmico se define como un malestar que experimentamos cuando permanecemos en un ambiente excesivamente caluroso que exige grandes esfuerzos a nuestra organismo para mantener la temperatura interna a 37º C. Por tanto se produce por la carga de calor que recibimos en nuestro cuerpo, y que resulta de nuestra interacción con el espacio ambiental en el que nos encontramos. También influye la ropa que llevamos puesta y la actividad física que realizamos. Estos tres factores condicionan nuestro confort en el interior de un edificio. En los lugares de trabajo es donde se puede producir el estrés térmico con más facilidad, sobretodo cuando se trata de espacios mal ventilados, sin climatizar y con altos índices de humedad. Cuando se trabaja en estas condiciones aumenta la probabilidad de que se produzca un accidente de trabajo y pueden agravarse dolencias previas como la diabetes, enfermedades cardiovasculares o la hipertensión. También suelen aparecer otros trastornos relacionados directamente con el exceso de calor como pueden ser calambres, deshidratación, síncopes por calor o erupciones cutáneas.
Factores que influyen en el confort térmico
Las personas como seres vivos, somos similares a máquinas que toman combustible (el alimento) y lo transforman en actividad y en calor a través del metabolismo. Ese alimento que hemos ingerido se debe expulsar, ya que nuestra capacidad para almacenar energía es limitada.
La forma de disipar el calor al exterior de nuestro cuerpo se realiza en forma sensible mediante conducción, convección y radiación corporal. También empleamos la evaporación como sistema de refrigeración, a través de la respiración, la transpiración por la piel y la sudoración. La velocidad con la que una persona intercambia este calor con el ambiente exterior depende fundamentalmente de la temperatura y la humedad de ese ambiente, y del nivel de aislamiento de la ropa que lleve puesta. Cuando el balance térmico entre nuestro organismo y el ambiente exterior está equilibrado, es cuando estaremos confortables al haber alcanzado el bienestar térmico.
La energía que desprendemos se mide en «met», unidad cuyo patrón corresponde al metabolismo de una persona sana, sentada y sin trabajar. De esta forma cuando una persona está durmiendo desprende 0,76 met, cuando está tumbada 0,86 met, sentada sin trabajar 1,0 met, de pie 1,3 met, paseando 1,5 met y así sucesivamente.
El aislamiento térmico de nuestra ropa es otro factor que influye en el confort térmico. Somo cuerpos calientes, a una temperatura aproximada de 37 ºC que varía según la edad, la actividad que estemos desarollando o la hora del día. Para mantenerla nos ponemos más o menos ropa en función de la actividad que realizamos y de la temperatura ambiental. En este caso la medida de referencia es el «clo», unidad que define el nivel de aislamiento de térmico de la vestimenta. De esta forma una persona desnuda tiene un aislamiento de 0,0 clo, con vestimenta ligera de verano 0,10 clo, con vestimenta de trabajo 0,70 clo y con vestimenta de invierno 1,50 clo.
El factor de la vestimenta es por tanto muy importante a la hora de determinar el biestar térmico de un ambiente compartido por por varias personas, en el que si bien todas podrían hacer la misma actividad, la diferencia de nivel de aislamiento térmico de sus ropas, podrá provocar el disconfort de unos respecto a otros para una misma temperatura ambiental.
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